El matrimonio quedó así hundido
y era una eterna disputa espantosa:
ella no soportaba a su marido
y él sentía un gran odio por su esposa.
Nunca le perdonó que concubina
hubiese sido —en forma poco honrosa—
de un grasiento aparato de cocina.
Creció el chico robot
y se hizo mocetón.
Aunque la gente se confunde y jura
que el muchacho es un cubo de basura.