El chico robot

Era gente común los señores Bastida.

Un feliz matrimonio de reposada vida.

Una tarde les dieron una noticia espléndida

que dio al señor Bastida una alegría obstétrica:

ella sería mamá… ¡Y él iba a ser papá!

Pero algo raro había. Algo andaba muy mal.

No era humano el bebé que una tarde nació.

No era un bebé-bebé, que era un bebé-robot.

No estaba —ni de lejos— como para comérselo.

Tenía hecha la cabeza de material eléctrico.

No era tibio ni tierno ni cubierto de piel.

Era pura hojalata, aluminio, oropel.

Se quedaba tumbado con los ojos abiertos,

muy quieto y muy callado, y ni vivo ni muerto.