AGRADECIMIENTOS

Después de un viaje de tres años, cuatrocientas mil palabras y cerca de mil páginas en total, resulta muy complicado acordarse del nombre de todas las personas que han conseguido que esta aventura de AZ haya tenido lugar.

En primer lugar, gracias a los cientos de miles de lectores anónimos de la red, y a las decenas de miles que llegaron más tarde con el papel, ya que con el boca a boca transformaron aquella pequeña historia de un superviviente asustado en la serie de tres libros que es hoy. Soy un afortunado por haber sido aupado de esa manera por vosotros, y lo más importante, habéis conseguido que abra el camino para mucha gente que viene detrás.

Mención especial merece toda la gente de Plaza & Janés, y en especial mi editora, Emilia Lope, por su cariño, paciencia, comprensión y apoyo constante. Sois un grupo estupendo, del primero al último, y hacéis que este viaje sea mucho más cómodo y agradable, pero con Emilia tengo una deuda especial. Gracias por confiar en mí, Emi.

A Sandra Bruna, mi agente, y a todo su fabuloso equipo de Barcelona, por aguantar con paciencia mis desvaríos y conseguir que esta historia se pueda leer en muchos más países e idiomas. Keep pushing, Sandra.

A Juan Gómez-Jurado, formidable escritor superventas, pero sobre todo amigo, por haberme servido de luz, guía y ayuda. Cada vez que estoy contigo aprendo algo nuevo. Y por supuesto, a su mujer Katuxa, por aguantar estoicamente a dos escritores a la vez en el salón de su casa, algo que requiere mucha paciencia.

A Itzhak Freskor, de Berlín, y a Manuel Soutiño, de Santiago de Compostela, por haber aparecido en el momento preciso con la energía de un ciclón, para desbloquear problemas.

A Aurora y Manolo, por habernos cedido su casa en el rincón mas bonito y escondido de Galicia para que pudiese acabar de escribir este libro. Y no, os prometo que no fuimos nosotros los que tiramos abajo el portal. Se cayó solo.

A mi familia, por su paciencia y apoyo. Mis padres, una roca firme como una isla en medio de una tormenta, y mi hermana, tenaz e inteligente, han sido y son uno de los pilares de mi existencia. Gracias por ser como sois.

Y por supuesto, Lucía, mi esposa. Mi primera lectora y mi más severa crítica, hace que cada vez que la miro entienda por qué los hombres pueden desafiar a la muerte a causa de una mujer con una sonrisa en los labios.

A todos ellos, gracias. Y ahora, preparaos. El camino tan sólo acaba de comenzar.