Epílogo

Al cabo de un año exactamente, el New York Times publicó en la página B-l de su sección de noticias locales, el siguiente artículo:

FINANCIERO PROCESADO

POR LA MUERTE DE UN ESTUDIANTE

Por Oberton Holmes, Jr.

Sherman McCoy, ex asesor financiero de Wall Street, fue conducido ayer al Bronx para ser procesado bajo la acusación de homicidio sin premeditación por la muerte de Henry Lamb, un estudiante de 18 años y raza negra que había llegado a ser el orgullo de unos bloques de viviendas protegidas de South Bronx.

Mr. Lamb murió la noche del pasado lunes en el Lincoln Hospital, a consecuencia de las lesiones cerebrales que padeció cuando fue atropellado por el Mercedes-Benz deportivo de Mr. McCoy en Bruckner Boulevard, hace trece meses. Desde su ingreso en el hospital, el joven Lamb no volvió nunca a recobrar la conciencia.

Cuando los inspectores conducían esposado a Mr. McCoy hacia el edificio de los juzgados del Bronx, en la calle Ciento sesenta y uno, grupos de manifestantes, pertenecientes a Solidaridad entre los Pueblos y otras organizaciones, increparon a Mr. McCoy con gritos de «Asesino de Wall Street», «Capitalista asesino», y «Por fin triunfa la justicia». Hace un año, la supuesta participación de Mr. McCoy en el accidente que produjo las heridas de Mr. Lamb llegó a convertirse en el centro de una gran tormenta política.

Figura patricia

Cuando se le pidió que comparase su actual situación con la época de Park Avenue y su infancia en una buena familia, Mr. McCoy gritó: «No tengo nada que ver con Park Avenue ni con Wall Street. Soy un reo profesional. He tenido que soportar un año entero de hostigamiento legal, y soportaré otro… y tal vez tenga que soportar de ocho a veinticinco años más.»

Esto último era, al parecer, una referencia a la sentencia de privación de libertad que podía recaer sobre él ahora que se le acusará de un nuevo delito. Richard A. Weiss, fiscal de distrito del Bronx, ha preparado al parecer un pliego de acusaciones de cincuenta páginas, que pronto será presentado ante un gran jurado. La tenaz actitud de Mr. Weiss, que ha actuado en este caso como un acusador insobornable, fue considerada por los especialistas como la clave de su triunfo electoral del pasado noviembre.

Mr. McCoy, un hombre alto, de figura patricia e hijo de John Campbell McCoy, eminente abogado de un bufete de Wall Street hasta fechas recientes, se educó en St. Paul's y en Yale, y cuenta en la actualidad 39 años. Se presentó vestido con camisa deportiva y sin corbata, pantalones kaki y gruesos zapatos de excursionista. Una imagen rotundamente opuesta a la que ofrecía al mundo antes del accidente de circulación, pues en aquel entonces solía vestir trajes de 2.000 dólares, hechos a medida por sastrerías inglesas, y a juego con su prestigio de «Rey de los Bonos» de Pierce & Pierce, una firma financiera en la que obtenía unos ingresos de 1.000.000 de dólares anuales.

Cuando era conducido por los inspectores hacia las dependencias del Registro Central del Bronx, y en respuesta a la pregunta de un reportero, Mr. McCoy declaró: «Se lo repito otra vez. Soy un reo profesional. Visto como creo que hay que ir vestido para la cárcel, aunque de momento todavía no he sido condenado por ningún delito.»

Descenso de categoría

Seis horas más tarde, cuando apareció ante el juez Samuel Auerbach, Mr. McCoy tenía ligeramente hinchada la mejilla izquierda, y muy pelados los nudillos de las dos manos. Interrogado por el juez Auerbach acerca de sus heridas, McCoy, cerrando los puños, respondió: «No se preocupe, señor juez. Yo mismo me ocuparé de todo eso.»

Los funcionarios de la policía dijeron luego que Mr. McCoy se había visto metido en un «altercado» con otros dos detenidos. Tras una discusión, se produjo una pelea de la que resultó con las heridas mencionadas por el juez, pero Mr. McCoy no quiso le fuesen curadas en la enfermería.

Cuando el juez le preguntó si se declaraba culpable o inocente de los cargos que se le imputaban, McCoy dijo en voz alta: «Absolutamente inocente.» Desoyendo los consejos del juez, se empeñó en defenderse a sí mismo durante la sesión, e indicó que tenía intención de seguir siendo su propio defensor durante el próximo juicio.

Fuentes próximas a Mr. McCoy, cuyo patrimonio se había llegado a tasar en 8.000.000 de dólares, dijeron que, tras un año de gastos legales extraordinarios, «apenas le queda suficiente para pagar el alquiler». En efecto, quien hasta hace un año vivía en un apartamento en propiedad valorado en 3.200.000 dólares, la mejor zona de Park Avenue, en la actualidad ocupa un pequeño apartamento de dos modestas habitaciones, situado en un rascacielos de posguerra de la calle Treinta y cuatro Este esquina Primera Avenida.

El pasado mes de junio fueron desestimadas las primeras acusaciones que se formularon contra Mr. McCoy, por delito de imprudencia temeraria, en una turbulenta sesión celebrada en la sala M juez Myron Kovitsky. Ante las protestas airadas de la comunidad negra, el fiscal Weiss presentó de nuevo su pliego de cargos ante un gran jurado, el cual formuló una nueva acusación.

La organización del Partido Demócrata del Bronx, en respuesta a las peticiones del vecindario, se negó por su parte a nominar de nuevo al juez Kovitsky, quien fue aplastantemente derrotado el pasado noviembre, cuando se presentó a su reelección. Le sustituyó el veterano juez Jerome Meldnick. El juicio de Mr. McCoy, el pasado febrero, terminó con el jurado dividido al cincuenta por ciento entre los partidarios de declarar culpable al reo, y los tres jurados blancos y un jurado hispano que le encontraron inocente.

Hace dos meses, un jurado del Bronx decidió otorgar a Mr. Lamb la cantidad de 12.000.000 de dólares en concepto de daños y perjuicios, en el curso de una demanda civil contra la que Mr. McCoy ha apelado. Recientemente, Albert Vogel, el ahogado que defendió los intereses de Mr. Lamb, acusó a Mr. McCoy de estar ocultando parte de sus bienes a fin de librarse de pagar la cantidad exigida por el jurado. Se refería a la suma procedente de la venta del apartamento que Mr. McCoy tenía en Park Avenue, así como de su casa de campo en Southampton, Long Insland, que McCoy intentó regalar a su esposa Judy, actualmente separada de él, y a su hija Campbell, que cuenta actualmente siete años. El tribunal ha congelado esos bienes, así como el resto de valores y pertenencias personales de Mr. McCoy, en espera del resultado de la apelación.

Mrs. McCoy y su hija se han ido a vivir al Medio Oeste, según ciertas informaciones, pero Mrs. McCoy se encontraba ayer entre el publico presente en la sala, sin que al parecer la identificara ninguno de los ruidosos manifestantes, negros y blancos, que ocupaban casi todos los asientos. En cierto momento de la vista, Mr. McCoy volvió la vista hacia su esposa, sonrió ligeramente, y alzó el puño izquierdo a modo de saludo. No ha podido ser aclarado el sentido de este ademán. La esposa de Mr. McCoy se negó a contestar las preguntas de los periodistas.

Nido de amor de renta controlada

El matrimonio de Mr. McCoy se vio profundamente afectado por la noticia de que Maria Ruskin Chirazzi, heredera del imperio de los charter de Arthur Ruskin, se encontraba en el coche de McCoy cuando ocurrió el accidente. Más adelanre se supo que Mrs. Ruskin y Mr. McCoy habían sido amantes, y que sus citas tenían como escenario un piso de renta controlada cuya existencia fue revelada por la prensa en aquellas fechas. El entonces esposo de Maria Chirazzi, Mr. Arthur Ruskin, murió de un infarto poco antes de que fuese publicada la noticia de la participación de su esposa en el escándalo.

El fiscal de distrito, Mr. Weiss, había iniciado los preparativos para un nuevo juicio basado en la acusación de imprudencia temeraria, pero la muerte de Mr. Lamb permite ahora que Mr. McCoy pueda ser acusado de homicidio sin premeditación. De hecho, Mr. Weiss ya ha anunciado que el vicefiscal Raymond I. Andriutti se hará cargo personalmente de la acusación. Esto se debe a las sorprendentes revelaciones que obligaron a Mr. Weiss a retirar del caso al anterior encargado de la acusación, el vicefiscal Lawrence N. Kramer; en efecto, la prensa descubrió que Mr. Kramer había conseguido que el propietario del piso de renta controlada usado como nido de amor por Mrs. Ruskin, se lo alquilase a Miss Shelly Thomas, redactora publicitaria. Mr. Kramer, que está casado, conoció a Miss Thomas cuando ésta fue miembro de un jurado en un caso sin relación con el de Mr. McCoy, pero en el que Mr. Kramer intervino como acusador. El acusado de aquel caso, Herbert (Herbert 92X) Cantrell, ha logrado que fuese revocada su condena por homicidio sin premeditación gracias a su recurso, basado en la «manifiestamente inapropiada actitud de la acusación».

Mr. Andriutri dijo ayer que llamará a Mrs. Chirazzi como testigo de la acusación en el nuevo juicio contra Mr. McCoy, pese a que fue precisamente la polémica en torno al testimonio que ella dio ante un gran jurado lo que condujo a que fuese desestimada por el juez Kovitsky la primera acusación. Mrs. Chirazzi no fue testigo en el primer juicio contra McCoy.

Propiedades codiciadas

Los problemas legales que padece Mr. McCoy se multiplicaron más incluso ayer mismo, cuando una importante agente de la propiedad inmobiliaria, Sally Rawrhrote, interpuso una demanda civil contra él ante un tribunal de Manhattan, exigiéndole el pago de 500.000 dólares en concepto de daños y perjuicios. Miss Rawrhrote había cobrado una comisión de 192.000 dólares por la venta, a un precio de 3.200.000 dólares, del apartamento de dos plantas que Mr. McCoy poseía en Park Avenue. Pero, representado por Mr. Vogel, Mrs. Lamb demandó a Sally Rawthrote por esos 192.000 dólares, basándose en que esta suma debería ser utilizada para reunir la suma de 12.000.000 dólares en concepto de daños y perjuicios que, según decisión recurrida de un tribunal, debe pagar Mr. McCoy. En su demanda, Miss Sally Rawthrote acusaba a Mr. McCoy de «ofrecer como vendibles propiedades gravadas». En sus declaraciones, Miss Rawthrote dijo que actuaba solamente «para protegerme a mí misma por la posible pérdida de una comisión limpiamente ganada», pero que en realidad le desea la mejor suerte a Mr. McCoy.

Está por ver de qué manera podrá Mr. McCoy hacer frente a este y otros muchos y complicados problemas legales derivados del caso. Thomas Killian, ex defensor de Mr. McCoy, dijo desde su casa de Long Island que, debido a que Mr. McCoy carecía de fondos suficientes para pagarle, había dejado de representarle.

El propio Mr. Killian se encuentra ahora enfrentado a toda una serie de demandas judiciales que han sido interpuestas por sus vecinos de Lattingtown, una de las zonas de moda en North Shore. Recientemente, Mr. Killian compró una propiedad de 20 acres con un edificio obra de Phipps, y le encargó al arquitecto Hudnall Srallworth, perteneciente a la escuela del «neo-guijarral», que diseñara una gran ampliación de la casa, que está inscrita en el Registro Nacional de Historia. Los grupos ecologistas de la zona se oponen a cualquier tipo de alteración de esa señorial estructura georgiana.

Sin embargo, Mr. Killian sigue siendo un apasionado partidario de Mr. McCoy. En una intervención realizada en un banquete privado, Mr. Killian afirmó que la nueva acusación de homicidio sin premeditación era un caso de m… y luego añadió: «Si este caso fuese presentado ante el tribunal de las conciencias, los reos serían Abe Weiss, Reginald Bacon y el reportero Peter Fallow del City Light.»

Milton Lubell, portavoz de Mr. Weiss, afirmó que el fiscal de distrito no tiene intención de responder a «las bravuconadas de alguien que ya no se ocupa del caso». Y añadió: «Sólo gracias al trato de preferencia concedido por ciertos elementos del sistema judicial Mr. McCoy ha logrado librarse por ahora de que recayera sobre él todo el peso de la ley. Y resulta trágico que haya hecho falta que muriese Henry Lamb, símbolo de los más elevados ideales de esta ciudad, para que por fin se hiciera justicia en este caso.»

Buck Jones, portavoz de Solidaridad de todos los Pueblos, una de las organizaciones que dependen del reverendo Reginald Bacon, comentó que las palabras de Mr. Killian eran «las típicas mentiras racistas del portavoz racista de un conocidísimo capitalista racista» que intenta intervenir «el pago de lo que debe por su destrucción racista de un magnífico joven».

Mr. Fallow, que ganó el premio Pulitzer por sus reportajes en torno al caso McCoy, no pudo ser localizado ni comentar los nuevos acontecimientos. Al parecer se encuentra navegando en un yate por el Egeo, en compañía de Lady Evelyn, hija de Sir Gerald Steiner, editor y financiero, con la que contrajo matrimonio hace sólo dos semanas.