—¡Un minuto!
Jabba miró la RV.
—La autorización PEM está desapareciendo muy deprisa. Última línea defensiva. Una multitud se agolpa ante la puerta.
—¡Concéntrense! —ordenó Fontaine.
Soshi leyó en voz alta.
… la bomba de Nagasaki no utilizó plutonio, sino un isótopo de uranio 238 fabricado artificialmente y saturado de neutrones.
—¡Maldita sea! —masculló Brinkerhoff—. Las dos bombas utilizaron uranio. Los elementos responsables de Hiroshima y Nagasaki fueron uranio en ambas ocasiones. ¡No existe ninguna diferencia!
—Estamos muertos —gimió Midge.
—Espere —dijo Susan—. ¡Vuelva a leer esa parte!
Soshi repitió el texto.
—Isótopo de uranio 238, fabricado artificialmente y saturado de neutrones.
—¿238? —preguntó Susan—. ¿No acabamos de leer algo sobre que la bomba de Hiroshima utilizaba otro isótopo de uranio?
Todos intercambiaron miradas de perplejidad. Soshi retrocedió en la pantalla y encontró la mención.
—¡Sí! Aquí dice que la bomba de Hiroshima utilizó un isótopo de uranio diferente.
Midge lanzó una exclamación de asombro.
—¡Las dos eran de uranio, pero de un tipo diferente!
—¿Las dos eran de uranio? —Jabba miró la terminal—. ¡Manzanas y manzanas! ¡Perfecto!
—¿Cómo es posible que los dos isótopos sean diferentes? —preguntó Fontaine—. Tiene que ser algo básico.
Soshi examinó el documento.
—Esperen…
—¡Cuarenta y cinco segundos! —gritó una voz.
Susan alzó la vista. El escudo final ya era casi invisible.
—¡Aquí está! —exclamó Soshi.
—¡Léelo! —Jabba estaba sudando—. ¿Cuál es la diferencia? ¡Tiene que haber una diferencia entre los dos!
—¡Sí! —Soshi indicó el monitor—. ¡Mira!
Todos leyeron el texto:
… dos bombas emplearon dos combustibles diferentes… con características químicas idénticas. Por una manipulación química normal no pueden separarse los dos isótopos. Son, con excepción de diferencias ínfimas en peso, perfectamente idénticos.
—¡Peso atómico! —dijo Jabba nervioso—. ¡Eso es! ¡La única diferencia reside en el peso! ¡Esa es la clave! ¡Dime sus pesos! ¡Los restaremos!
—Espera —dijo Soshi mientras el texto desfilaba—. ¡Casi he llegado! ¡Sí!
Todo el mundo leyó el texto.
… diferencia en peso muy leve
… difusión gaseosa para separarlos…
… 10,032498X10^134 comparado con 19,39484X10^23**
(**)Margen de error del 12%. Cifras publicadas varían según los laboratorios.
—¡Ahí están! —chilló Jabba—. ¡Eso es! ¡Ya tenemos los pesos!
—¡Treinta segundos!
—Adelante —susurró Fontaine—. Réstenlos. Deprisa.
Jabba cogió su calculadora y empezó a teclear números.
—¿Qué significa el asterisco? —preguntó Susan—. ¡Hay un asterisco después de las cifras!
Jabba no le hizo caso. Sus dedos volaban sobre la calculadora.
—¡Con cuidado! —advirtió Soshi—. Necesitamos una cifra exacta.
—El asterisco —repitió Susan—. Hay una nota a pie de página. Soshi fue al final del párrafo. Susan leyó la nota a pie de página. Palideció.
—Oh… Santo Dios.
Jabba levantó la vista.
—¿Qué?
Todos se inclinaron hacia delante, y se oyó un suspiro colectivo de derrota. La diminuta nota decía:
(**) Margen de error del 12%. Cifras publicadas varían según los laboratorios.