—¡Siete minutos! —gritó un técnico.
—¡Ocho filas de ocho! —gritó Susan nerviosa.
Soshi tecleó. Fontaine miró en silencio. El penúltimo escudo estaba desapareciendo.
—¡Sesenta y cuatro letras! —Susan tomó el control de la situación—. ¡Un cuadrado perfecto!
—¿Un cuadrado perfecto? —preguntó Jabba—. ¿Y qué?
Diez segundos después Soshi había reagrupado las letras en la pantalla. Ahora formaban ocho filas de ocho. Jabba estudió las letras y lanzó los brazos al aire desesperado. La nueva agrupación no era más reveladora que la original.
P F E E S E S
N R E T M P F H
A I R W E O O I
G M E E N N R M
A E N E T S H A
S D C N S I I A
A I E E R B R N
K F B L E L O D I
—Esto es un galimatías —gruñó.
—Señorita Fletcher —pidió Fontaine—, explíquese. Todos los ojos se volvieron hacia ella.
Susan estaba mirando el bloque de texto. Empezó a cabecear poco a poco y después sonrió.
—¡Más claro que el agua, David!
Todo el mundo intercambió miradas de perplejidad.
David guiñó el ojo a la diminuta imagen de Susan Fletcher en la pantalla que tenía ante él.
—Sesenta y cuatro letras. Julio César ataca de nuevo.
Midge parecía perdida.
—¿De qué están hablando?
—La cifra del César —sonrió Susan—. Lea de arriba abajo. Aquí está el mensaje de Tankado.