3

Nunca un llorón, ese soy yo, pero esa noche lo compensé. Esa noche me dormí llorando y, por primera vez en mucho tiempo, mi sueño fue profundo y descansado. Viva.

Estaba viva.

Marcada de por vida —oh, sí, sin duda— pero viva.

Viva, viva, viva.