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Imagino que el Hogar de la Famosa Granburguesa ya ha desaparecido, reemplazado por un L. L. Bean Express, pero no estoy seguro; es algo que nunca me he molestado en comprobar por internet. Lo único que sé es que seguía allí cuando volví de todas mis aventuras. Y el mundo que lo rodeaba, también. De momento, por lo menos.

No sé si hay Bean Express porque aquel fue mi último día en Lisbon Falls. Volví a mi casa en Sabattus, recuperé el sueño perdido y luego metí mis dos maletas y a mi gato en el coche y partí rumbo al sur. Paré a poner gasolina en un pueblo de Massachusetts llamado Westborough y decidí que no tenía mal aspecto para un hombre sin especiales perspectivas ni expectativas en la vida.

Aquella primera noche me alojé en el Hampton Inn de Westborough. Había Wi-Fi. Me conecté a internet —con el corazón tan acelerado que me cruzaban motas brillantes por la vista— y abrí la página web del Morning News de Dallas. Después de introducir mi número de tarjeta de crédito (un proceso que precisó varios intentos por culpa de mis dedos temblorosos), pude consultar la hemeroteca. El 11 de abril de 1963 aparecía el artículo sobre un anónimo agresor que había disparado a Edwin Walker, pero el 12 no aparecía nada sobre Sadie. Tampoco la semana siguiente, ni la de después. Seguí buscando.

Encontré el artículo que buscaba en el ejemplar del 30 de abril.