20/10/63 (miércoles)
Al amanecer me desperté de un sueño que no recordaba con el corazón desbocado. Lo sabe. ¿Sabe qué?
Que le has estado mintiendo sobre todo lo que afirmas no recordar.
—No —dije. Tenía la voz pastosa de sueño.
Sí. Fue cautelosa al decir que partía después de la sexta hora porque no quiere que sepas que piensa salir mucho antes. No quiere que lo sepas hasta que se presente aquí. En realidad, puede que ya esté en camino. Irás por la mitad de tu sesión de rehabilitación matutina, y entrará por sorpresa.
No quería creerlo, pero me parecía una conclusión cantada.
Así pues, ¿adonde iba a ir? Sentado en la cama a la primera luz de esa mañana de miércoles, eso también parecía una conclusión cantada. Era como si mi subconsciente lo hubiera sabido en todo momento. El pasado tiene resonancia, emite eco.
Antes que nada tenía una tarea más que realizar con mi gastada máquina de escribir. Una tarea desagradable.