11

19/11/63 (martes)

Sadie llamó por la mañana y me dijo que Deke estaba un poco mejor, pero que pensaba obligarlo a quedarse en casa también el día siguiente.

—Si no, intentará ir a trabajar y tendrá una recaída. Pero dejaré la bolsa preparada antes de ir al instituto mañana por la mañana y saldré hacia allá en cuanto acabe la sexta hora.

La sexta hora acababa a la una y diez. Lo que significaba que yo tenía que haberme ido de Eden Fallows para las cuatro del día siguiente como muy tarde. Eso si supiera adonde debía ir.

—Tengo ganas de verte.

—Suenas raro, como tenso. ¿Te duele la cabeza?

—Un poco —dije. Era cierto.

—Túmbate con un trapo mojado encima de los ojos.

—Eso haré. —No tenía intención de hacerlo.

—¿Has pensado algo?

En realidad, sí. Había pensado que llevarme el fusil de Lee no era suficiente. Y dispararle en casa de Ruth Paine era una mala opción. Y no solo porque probablemente me pillarían; contando a los dos de Ruth, había cuatro niños en esa casa. Aun así, tal vez lo habría intentado si hubiese podido salir al paso de Lee desde una parada de autobús cercana, pero lo acompañaría en coche Buell Frazier, el vecino que le había encontrado trabajo a petición de Ruth Paine.

—No —respondí—. Todavía no.

—Se nos ocurrirá algo. Ya verás.