El 22 de julio le dije a Sadie que tenía que hacer unos asuntos en Dallas y que le había pedido a Deke que pasara a verla. Me contestó que no hacía falta, que estaría bien. Empezaba a ser la de antes. Poquito a poco, sí, pero empezaba.
No me hizo preguntas sobre la naturaleza de mis asuntos.
Mi parada inicial fue el First Corn, donde abrí mi caja de seguridad y repasé tres veces las notas de Al para asegurarme de que recordaba correctamente lo que creía recordar. Y sí, Tom Case iba a ser el inesperado ganador, al noquear a Dick Tiger en el quinto. Al debía de haber encontrado el combate en internet, porque se había ausentado de Dallas —y los sensacionales sesenta— mucho antes.
—¿Le puedo ayudar en algo más, señor Amberson? —preguntó mi banquero mientras me acompañaba a la puerta.
Bueno, podrías rezar una pequeña oración para que mi viejo amigo Al Templeton no se tragase una bola de internet.
—Tal vez sí. ¿Sabe dónde puedo encontrar una tienda de disfraces? Me toca hacer de mago en el cumpleaños de mi sobrino.
La secretaria del señor Link, tras una breve consulta a las Páginas Amarillas, me remitió a una dirección de Young Street. Allí compré lo que necesitaba. Lo guardé en mi piso de Neely Oeste; ya que pagaba el alquiler, al menos lo aprovecharía para algo. También dejé mi revólver, en el estante superior del armario. El micrófono, que había retirado de la lámpara de arriba, acabó en la guantera de mi coche, junto con la pequeña e ingeniosa grabadora japonesa. Los tiraría a los matorrales en el camino de vuelta a Jodie. Ya no me servían. No habían vuelto a alquilar el piso de arriba, y en la casa reinaba un silencio inquietante.
Antes de dejar Neely Street, pasé por el patio lateral vallado, donde, apenas tres meses antes, Marina había sacado fotos de Lee con su fusil. No había nada que ver, solo tierra apisonada y unas cuantas malas hierbas. Entonces, cuando me daba la vuelta para partir, sí que vi algo: un destello rojo bajo la escalera de entrada. Era un sonajero de bebé. Lo cogí y lo metí en la guantera de mi Chevy, junto al micrófono, pero, a diferencia de éste, lo conservé. No sé por qué.