Fue su primera separación. Lee se marchó a Dallas a buscar trabajo. No sé dónde se alojó. Según las notas de Al fue en Y Street, pero el dato resultó erróneo. A lo mejor encontró sitio en una de las casas de huéspedes baratas del centro. No me preocupaba. Sabía que aparecerían juntos para alquilar el piso de arriba y, por el momento, ya tenía bastante de él. Fue un lujo no tener que escuchar su voz ralentizada diciendo «Lo sé» una docena de veces en cada conversación.
Gracias a George Bouhe, Marina salió adelante. Al poco de la visita de Marguerite y la espantada de Lee, Bouhe y otro hombre llegaron con una camioneta Chevrolet y se ocuparon de su mudanza. Cuando el vehículo se alejó del 2703 de Mercedes Street, madre e hija viajaban sobre la cama. La maleta rosa que Marina se había traído de Rusia iba forrada de mantas, y June dormía como una bendita en ese nido improvisado. Marina sujetó a la niña con una mano en el pecho cuando la camioneta arrancó. Las niñas de la comba estaban mirando, y Marina se despidió con la mano. Ellas le devolvieron el gesto.