Era hora de abandonar Derry, pero tenía que encargarme de una última tarea antes de marcharme. Esperé hasta el lunes. Esa tarde, 13 de octubre, cargué mis cosas en el maletero del Sunliner y luego, sentado al volante, garabateé una breve nota. La metí en un sobre, lo sellé, y escribí el nombre del destinatario en el anverso.
Conduje hasta la Ciudad Baja, aparqué y entré en el Dólar de Plata Soñoliento. Se encontraba vacío a excepción de por Pete el tabernero, tal y como había esperado. Estaba fregando vasos y viendo Amor a la vida en la caja tonta. Se volvió hacia mí a regañadientes, con un ojo puesto en John y Marsha, o como se llamaran.
—¿Qué le sirvo?
—Nada, pero puedes hacerme un favor, por el cual te compensaré con la bonita suma de cinco dólares americanos.
No parecía muy impresionado.
—Ya. ¿Cuál es ese favor?
Deposité el sobre encima de la barra.
—Entregar esto a la persona indicada.
Miró el nombre en el anverso del sobre.
—¿Qué quieres de Bill Turcotte? ¿Y por qué no se lo das tú mismo?
—Se trata de una misión muy simple, Pete. ¿Quieres los cinco o no?
—Claro, siempre que no le vaya a perjudicar. Billy es un tipo legal.
—No va a perjudicarle. Es más, puede que le beneficie.
Puse un billete encima del sobre. Pete lo hizo desaparecer y retornó a su culebrón. Me marché. Turcotte probablemente recibiría el sobre. Si hizo algo o no después de leer su contenido es otra cuestión, una de muchas para las que nunca obtendré respuesta. Esto es lo que escribí:
Estimado Bill:
Algo anda mal en tu corazón. Debes ir a ver a un médico pronto o será demasiado tarde. Puede que pienses que es una broma, pero no lo es. Puede que pienses que es imposible que sepa algo así, pero lo sé, tan seguro como que tú sabes que Frank Dunning asesinó a tu hermana Clara y a tu sobrino Mikey. ¡POR FAVOR, CRÉEME Y VE AL MÉDICO!
Un Amigo