ESCENA VI

Entra Horacio, con un criado

¿Quiénes son esos que quieren hablar conmigo?

Marineros, señor,

Dicen que tienen cartas para vos.

Déjalos entrar.

No sé de qué lugar del mundo

Podría recibir noticias,

Si no son de Su Alteza Hamlet.

Entra un marinero

Dios os bendiga, señor.

Que te bendiga a ti también.

Me bendecirá, si le place. Hay una carta para vos, señor. Viene de los embajadores que fueron enviados a Inglaterra, si vuestro nombre es Horacio, como me han dado a entender que es.

(Lee la carta)

«Horacio: Cuando hayas recorrido esto, dales a estos amigos los medios para llegar hasta el rey; tienen cartas para él. Antes que lleváramos dos días en el mar, un pirata de aparejo muy guerrero nos persiguió. Viendo que éramos demasiado poco veleros, nos revestimos de una obligada valentía. En la pelea, los abordé; en seguida se soltaron de nuestra nave, y así yo solo quedé prisionero de ellos. Me han tratado como ladrones misericordiosos, pero sabían lo que hacían. Tengo que corresponderles ampliamente. Que el rey reciba las cartas que he enviado, y reúnete conmigo con tanta prisa como si huyeras de la muerte. Tengo cosas que decirte al oído que te dejarán estupefacto, y sin embargo son demasiado ligeras para el calibre de la cosa. Estos buenos muchachos te traerán adonde estoy. Rosencrantz y Guildenstern siguen rumbo a Inglaterra. De ellos tengo mucho que contarte, adiós. Tuyo como bien sabes,

Hamlet.»

Ven, yo hallaré el camino para estas cartas tuyas,

Y date prisa, para acompañarme luego

A ver a aquel de quien las has traído.

Salen