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Bud se acercó empujando la carretilla con tres botes de un galón de pintura. Los puso en la mesa de empaquetado. Llevaban la etiqueta de rojo carmesí. Me entregó tres etiquetas. En éstas ponía bermellón.

—Se nos ha acabado el bermellón —me dijo—. Quita las etiquetas de los botes y pega éstas de bermellón.

—Pero hay bastante diferencia entre el carmesí y el bermellón —dije yo.

—Tú ocúpate sólo de cambiarlas.

Me pasó unos trapos y una cuchilla. Mojé los trapos con agua y envolví con ellos los botes. Luego, con la cuchilla, raspé las etiquetas y pegué las nuevas.

Bud volvió unos pocos minutos después. Traía un bote de azul ultramarino y una etiqueta de azul cobalto. Bueno, el tío se estaba enrollando…