ÉXODO

21 de Agosto.

20:57 h.

RTTUZYUW RUHPNQR0234 TTPT DELDU.

ZNY TTTT.

1734Z 88 AQ06.

DE: COMAND. INST. MISILES.

A: NAVÍO GEORGE WASHINGTON //CNO//.

INICIO TEXTO.

SECRETN//002028U.

ASUNTO: //INFORME DE SITUACIÓN EMBARCACIÓN MODELO RELIANCE.

COMENT://DE ACUERDO CON DIRECTRICES DE COMANDANCIA EMITIDAS POR DESTINATARIO, SE ENVIÓ UNIDAD AL RESCATE DE EMBARCACIÓN MODELO RELIANCE EN COORD. PRE-DET. EMBARCACIÓN SE ENCONTRÓ INVADIDA POR MUERTOS VIVIENTES, TRES IRRADIADOS. TODOS LOS MUERTOS VIVIENTES DESTRUIDOS, EMBARCACIÓN HUNDIDA, SE CONTACTÓ CON AUTORIDAD DE RESCATE. SE RECOMIENDA QUE LOS MUERTOS RADIACTIVOS NO SEAN RETENIDOS EN EMBARCACIÓN NAVAL DEBIDO A LA INADEC. DE LAS INSTALACIONES. ESTA UNIDAD NO RECOMIENDA QUE LOS MUERTOS RAD. SE ALOJEN EN NAVE INSIGNIA. POR FAVOR CONFIRMEN RECEPCIÓN DE MENSAJE Y DEN INDICACIONES.

FINAL TEXTO.

INFORME ACTUACIÓN.

#N0834.

21 de Agosto.

El cuartel general no ha respondido a mi reciente comunicado. He enviado un mensaje por radio a fin de preparar el otro campamento para la evacuación. Hemos tenido que hacerlo después de que los muertos vivientes se hayan estado congregando en la zona a lo largo de treinta y seis horas. Tardarán dos días en desplazarse hasta aquí con las mujeres y los niños. Aquí, en el Hotel 23, estamos enfrascados en la búsqueda de suministros para ampliar la zona segura a fin de alojar a los nuevos huéspedes. No tenemos manera de meterlos a todos dentro de las instalaciones, ya que no se construyeron para tantos inquilinos. El otro campamento ha perdido a ocho personas desde que ordené que una parte del contingente se estableciera aquí. No puedo evitar pensar que es posible que exista animadversión entre ellos. Según parece, la semana pasada autorizaron a uno de los civiles de sexo masculino a salir a cazar venados, y regresó sin presas, y con un mordisco de una de las criaturas. El hombre ocultó el mordisco por miedo de que lo pusieran en cuarentena, o le dieran muerte sin más. Tres días más tarde, mientras dormía, se transformó y les quitó la vida a otros dos civiles… tres si contamos a la chiquilla que ejecutaron porque había sido víctima de un mordisco y había enfermado. No le pegaron un tiro como a un animal. Le administraron una sobredosis de morfina y, en cuanto su corazón se hubo detenido, le abrieron un pequeño orificio en la cabeza, cerca de la oreja izquierda, para conjurar todo peligro de que se levantara.

Cuando suceden cosas de ese tipo, me cuesta dormir. Sé que durante estos últimos meses millones de personas han sufrido muertes mucho peores, pero siempre duele que la enfermedad se lleve a un crío. Ni siquiera estoy seguro de que sea una enfermedad. Los hay que piensan que sí.

Mientras leía los mensajes que salen todos los días por la arcaica impresora de matriz de puntos, he visto uno que estaba esperando. Ayer, el submarino estratégico que se había sumergido antes de que empezase la plaga se vio obligado a emerger. Era el último refugio donde se había podido morir de verdad.

El último lugar en todo el planeta donde se sabía que los seres humanos podían morir en paz… hasta que emergió a la superficie.

El hombre que había muerto por causas naturales y que habían metido en la cámara frigorífica se levantó al cabo de tan sólo dos horas de exposición. Por fortuna, lo tenían amarrado dentro de un contenedor repleto de carne de vaca de mala calidad. El cocinero del submarino se dio cuenta al ir a la cámara frigorífica para sacar las últimas raciones que quedaban. Estuvo a punto de sufrir un infarto cuando pasó junto al cadáver y se dio cuenta de que la cabeza de éste le seguía con la mirada y que le castañeteaban los dientes.

El submarino tiene intención de seguir al grupo de combate hasta que consiga suficiente comida para quedarse bajo el agua durante un período de tiempo que pueda resultar útil. Ahora su misión ya no consiste en bombardear grandes ciudades extranjeras, sino en patrullar por la costa y acabar con la piratería en alta mar. Los mensajes semanales que nos informan de la situación dicen que la mayoría de las embarcaciones nucleares no tendrán que repostar hasta que hayan pasado más de veinte años. Y después, ya se verá. No creo que vuelva a haber personas cualificadas para recargarlos, ni aunque pasara un siglo entero.

Mañana enviaré todos los LAV para que salgan al encuentro de los demás supervivientes a medio camino y los escolten hasta aquí. Luego vamos a necesitar la colaboración de todos los hombres, mujeres y niños para ampliar el área segura. No tendremos otra opción que emprender peligrosas expediciones a las carreteras interestatales de nuestro entorno para hacernos con barreras de hormigón que nos sirvan para fortificar mejor el complejo.

Tara y yo hemos pasado tiempo juntos como nunca antes desde que regresé del Golfo. A Dean la consideran la maestra oficial del complejo. Es verdad que sólo tenemos dos niños, pero dentro de poco habrá más. A Annabelle le permitimos asistir a las clases, con la condición de que no ladre ni interrumpa las explicaciones. Anoche asistí a una de las clases. Laura ya se sabe bastante bien las tablas de multiplicar. Danny lo lleva un poco mejor, por su edad. La niña aún va por la tabla de siete y Danny empieza con las divisiones y las fracciones.

Jan aún ejerce de enfermera y nos ayuda mucho cuando vuelven hombres con golpes, arañazos y moretones, últimamente John y yo no pasamos mucho tiempo juntos. Recuerdo que al principio tan sólo lo tenía a él. Creo que no le voy a olvidar jamás. A veces, cuando sueño despierto, creo ver a John en su tejado, con sus termos, y con su gran cinta de goma para practicar yoga. Tan sólo alcanzo a verlo con la imaginación, en blanco y negro, como si todo hubiese ocurrido hace varios siglos.

Me pregunto cuál será la respuesta del portaaviones cuando sepan que hemos tenido que destruir a las criaturas para salvar al resto de la tripulación.

5 de Septiembre.

20:36 h.

El 60 por ciento. Esa es la cifra de los que han sobrevivido en el otro puesto de marines y que ahora están aquí. Muchos de ellos son civiles. Traerlos ha sido una batalla constante. El área cercada por la valla metálica está abarrotada de supervivientes y de tiendas improvisadas. Se ha rebasado con mucho la capacidad del Hotel 23 y no podemos llevarlos a su interior. Después de su llegada, hace ya diez días, hicimos un recuento minucioso. En total tenemos 113 personas. Los marines enviados a recibir a medio camino a los habitantes del otro campamento hallaron una oposición extrema. El convoy se desplazaba con lentitud para no dejar atrás a los civiles que venían a pie. Muchos de ellos iban en bicicletas por lo que se debía mantener el ritmo de los vehículos que iban al frente y en la retaguardia del convoy. Se decidió que las mujeres y los niños tendrían preferencia a la hora de usarlas. El grueso de las bajas se produjo por ataques perpendiculares a la línea de formación.

Los muertos vivientes iban saliendo de entre la densa maleza y acabaron con muchos hombres, tan sólo con arañazos y mordiscos. Muchos de ellos siguieron adelante y velaron por la seguridad del convoy, aunque los mordiscos les hubieran condenado a muerte. Hubo otros que, al verse así, se limitaron a esconderse en la maleza y suicidarse. El convoy estaba falto de munición para cuando llegó al Hotel 23. A lo largo del camino hubo constantes tiroteos, porque tenían que hacer retroceder la oleada de manos frías que trataba de agarrarles. El convoy intentó atraer a los muertos vivientes para alejarlos del Hotel 23, y luego retrocedió y entró en el complejo. Dio la impresión de que la táctica funcionaba, pero he notado un incremento constante en su actividad desde que llegaron los nuevos. Me he visto obligado a enviar pelotones de vigilantes a la cerca metálica para que los maten. Si se reúnen en número suficiente, podrían reventar la valla. Ésa es la razón principal por la que he organizado un equipo que se encargará de las misiones en la Interestatal. Esa inacabable hilera de barreras de hormigón podría ser la clave de nuestra supervivencia, por lo menos durante un tiempo. Necesitábamos los cientos de barreras de hormigón que había allí para que nuestras fronteras quedasen protegidas y los nuevos supervivientes estuvieran a salvo en su interior.

Lo más difícil sería conseguir el equipamiento necesario para transportar las barreras. Íbamos a necesitar camiones con plataforma y montacargas. Los hombres del complejo con experiencia en el manejo de montacargas son pocos. Logramos hacernos con cuatro montacargas alimentados con propano. Los encontramos en un parque de leñadores cercano a la Interestatal. También hemos encontrado y reparado dos camiones con plataforma para transportar las barreras. Tan sólo ha llegado un par de lotes de barreras desde que empezó la operación. Hacemos progresos lentos, pero constantes. Calculo que la cerca podría aguantar la presión de hasta cinco hileras de muertos vivientes. Si se reúne un número mayor, su mero peso derribará la valla, y entonces la muerte de nuestros nuevos ciudadanos podría darse por segura. He dejado para las mujeres y los niños la sala donde había dormido hasta ahora. Las únicas mujeres a las que he permitido quedarse en la superficie son las que se han presentado voluntarias. Tara ha insistido en quedarse conmigo. A mí me parece bien, porque no puedo permitir que el resto de mujeres voluntarias se queden aquí y discriminarla.

La semana pasada transmití una petición formal para que me enviaran al complejo un helicóptero con su piloto, equipado con armas antipersona. Me ayudará a proteger el perímetro de un flujo excesivo de muertos vivientes. He exagerado la necesidad de que se atendiera a la petición. Necesitábamos algún vehículo aéreo, para nuestra seguridad y para poder efectuar reconocimientos por la zona. No puede ser una avioneta, porque nos daría más problemas de los necesarios dadas sus necesidades en cuanto a mantenimiento y a que requiere mil quinientos metros de pista de despegue. Veremos lo que sucede.