Quiero expresar mi más enorme y sincera gratitud: a mi formidable editora, Rose Hilliard, cuyo entusiasmo, perspicacia y estima por los signos de exclamación hacen que me sienta feliz de tenerla en mi equipo; también a Matthew Shear, Katy Hershberger y al resto del equipo de Saint Martin; a Bill Contardi, quien es todo lo que podría desear de un agente y mucho más; a Patrick O'Malley Mahoney y Jolynn Irascible Benn, mis dos mejores amigos, que siempre están dispuestos a ir de celebración cuando termino un manuscrito; a mi madre, que lleva unos cuatro años acechando por la sección de Jóvenes Adultos de la librería de su localidad; a mi asombroso marido, Sandy, que es tan increíblemente bueno en tantas cosas que a veces me pregunto si no será secretamente inmortal; y, por último, aunque no menos importante, les doy las gracias una y mil veces a mis fabulosos lectores: chicos, sois los MEJORES, ¡y no podría hacer esto sin vosotros!