(TELETIPO DE REUTERS, 10 DE ABRIL DE 2005. 08:12 GMT)
EL CARDENAL SHAW OFICIA HOY LA MISA
DE NOVENDIALES EN SAN PEDRO
ROMA, (Associated Press). El cardenal Francis Shaw oficiará hoy a las doce del mediodía la misa de novendiales en la Basílica de San Pedro. El purpurado norteamericano gozará hoy del honor de dirigir la ceremonia en éste segundo día del novenario por el alma de Juan Pablo II.
Determinados grupos en Estados Unidos no han visto con buenos ojos la participación de Shaw en la ceremonia. Concretamente la asociación SNAP (Surviving Network of Abuse by Priests) ha enviado a Roma a dos de sus miembros para protestar formalmente por el hecho de que se le permita a Shaw oficiar en la principal iglesia de la Cristiandad. «Sólo somos dos personas, pero haremos una protesta formal, pacífica y ordenada ante las cámaras», avisó Barbara Payne, la presidenta de SNAP.
Dicha organización es la principal asociación de víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes católicos, tiene más de 4500 miembros. Su principal actividad es la formación y el apoyo a las víctimas, así como realizar terapias de grupo para afrontar los hechos. Muchos de sus miembros se acercan por primera vez a SNAP en la edad adulta, tras años de avergonzado silencio.
El cardenal Shaw, actualmente prefecto de la Congregación para el Clero se vio involucrado en el escándalo de abusos sexuales por parte de sacerdotes que estalló en Estados Unidos a finales de los noventa. Shaw, cardenal de la archidiócesis de Boston, era la figura más importante de la Iglesia Católica en los Estados Unidos, y según muchos, el más firme candidato a suceder a Karol Wojtyla.
Su carrera sufrió un duro revés tras descubrirse que durante años ocultó a la opinión pública más de trescientos casos de abusos sexuales en su jurisdicción. Con frecuencia trasladó a sacerdotes acusados de delitos de ésta índole de una parroquia a otra, confiando en que así se evitaría el escándalo. En casi todas las ocasiones se limitó a recomendar «un cambio de aires» a los imputados. Tan solo cuando los casos eran muy graves ponía a los sacerdotes en manos de algún centro especializado para que recibieran tratamiento.
Cuando comenzaron a llegar las primeras denuncias serias, Shaw pactó con las familias de las víctimas acuerdos económicos para lograr su silencio. Finalmente los escándalos acabaron saliendo a la luz en todo el país, y Shaw fue obligado a dimitir por «altas instancias vaticanas». Se trasladó a Roma, donde se le nombró prefecto para la Congregación del Clero, un cargo de cierta importancia, pero que a todas luces parecía el colofón de su carrera.
Hay algunos, no obstante, que siguen considerando a Shaw un santo, que defendió a la Iglesia con todas sus fuerzas. «Ha sufrido persecución y calumnias por defender la Fe», afirma su secretario personal, el padre Miller. Pero en la eterna quiniela de los medios de comunicación acerca de quién será el próximo Papa, Shaw tiene pocas posibilidades. La Curia Romana es un colectivo por lo general cauto, poco amigo de extravagancias. Aunque Shaw cuenta con apoyos, podemos descartar que consiga muchos votos si no sucede un milagro.
04/10/2005/08:12 (AP)