De las Actas de la inquisición

del padre dominico Gian Petro Baribi

Archivo de la Biblioteca Universitaria de Padua

(descifrado, traducido y revisado por el doctor. M. Giordano)

27 de junio de 1542

Sin mi conocimiento, el padre dominico de la orden terciaria, un hombre de reputación más que dudosa, persuadió a M de la necesidad de realizar un exorcismo de tipo especial para liberar a su hija Elisabetta de su supuesta posesión. Cuando llegó a mis oídos la noticia de este sacrílego proyecto, ya era demasiado tarde. Aunque conseguí acceder a la capilla en la que tenía lugar el infame proceso, no pude evitar que le fueran administradas a la joven sospechosas sustancias que hicieron que brotara espuma de su boca, los ojos se le salieran de las órbitas y empezara a pronunciar palabras confusas, mientras el padre dominico la rociaba con agua bendita. A consecuencia de este tratamiento, para el que no puedo sino emplear la palabra «tortura», Elisabetta perdió esa misma noche al fruto de su vientre. Antes de partir, el padre no se mostró en absoluto arrepentido de sus actos, sino, al contrario, exultante por la expulsión del demonio, y tras haber anotado cuidadosamente la confesión de Elisabetta, realizada bajo el efecto de las sustancias y los dolores, la hizo constar en acta como prueba de su enajenación. Rechacé cortésmente la transcripción que me fue ofrecida, dado que mi informe al superior de la Congregación —de eso estoy seguro— ya resultará de todos modos bastante difícil de aceptar. Por mi parte, solo deseo que pueda contribuir a que M caiga en desgracia con sus protectores, aunque no albergo muchas esperanzas al respecto.