Los objetos inanimados, sean del tipo que sea sin que importe el material del que estén hechos, pueden ser transportados en el tiempo sin problemas, y además en ambas direcciones. La condición fundamental es que en el momento del transporte el objeto no tenga contacto con nada ni con nadie a excepción del viajero del tiempo transportador.
Hasta el día de hoy, el objeto mayor transportado en el tiempo fue una mesa de refectorio de cuatro metros de largo que los gemelos De Villiers movieron en el año 1900 desde el año 1805 y volvieron a transportar de vuelta (véase volumen 4, capítulo 3, «Experimentos e investigaciones empíricas», pp. 188 y ss.).
Las plantas y partes de plantas, así como los seres vivos de todas clases, no pueden ser transportados, ya que un viaje en el tiempo destruye sus estructuras celulares e incluso puede desintegrarlos totalmente, como ha podido comprobarse en numerosos ensayos realizados con algas, plantones diversos, paramecios, cochinillas de la humedad y ratones (véase también volumen 4, capítulo 3, «Experimentos e investigaciones empíricas», pp. 194 y ss.).
El transporte de objetos, excepto bajo supervisión o con fines experimentales, está terminantemente prohibido.
De las Crónicas de los Vigilantes, volumen 2, «Leyes generales».