“Tal vez no”, dijo uno, y, acto seguido, el conferenciante extrajo un saquito de
arena y la metió dentro del frasco. “¿Y ahora?”, inquirió. “¡No!”, exclamó el
público, y tomó un jarro de agua que empezó a verter dentro del recipiente.
Éste aún no rebosaba.
Terminada la demostración, preguntó: “¿Qué acabo de señalar?”. Uno de los
asistentes respondió: “Que no importa lo llena que esté tu agenda; si lo
intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas”.
“¡No!”, repuso el experto, y concluyó: “Si no pones las piedras grandes al
principio, luego ya no cabrán”.
Encuentra las piedras grandes en tu vida, en tu trabajo y programa en la
agenda lo verdaderamente importante. Seguro que el resto hallará su lugar.