A la llamada del padre su hijo respondió: ¿Pero papá, no escuchas la radio, ni
lees los periódicos, ni ves la televisión? Este país está atravesando una gran
crisis, la situación es muy mala, no podría ser peor.
El padre pensó: ¡Mi hijo trabaja en una gran ciudad lee los periódicos y
escucha la radio, tiene contactos importantes… debe saber de lo que habla!
Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de cada
uno de los ingredientes, dejando de promocionar su producto.
Su fama y sus ventas comenzaron a caer semana a semana.
Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno.
Aquella mañana llamó a su hijo y le dijo:
-¡Tenías mucha razón, verdaderamente estamos atravesando una gran crisis!