“EL FABRICANTE DE BOCADILLOS”

El hombre como ser social

 

 

Érase una vez un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de

caminos. Todos los días a primera hora de la mañana llegaba hasta allí donde

instalaba un puesto en el cual vendía bocadillos que él mismo horneaba.

 

Como padecía sordera y su vista no era muy buena, no leía la prensa ni veía

la televisión pero eso si… vendía exquisitos bocadillos.

 

Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y

personalmente seguía pregonando su mercancía, gritando a todo pulmón:

¡Compre deliciosos bocadillos calientes! Y la gente compraba cada día más y

más.

 

Aumentó la compra de materia prima, alquiló un terreno más grande y mejor

ubicado y sus ventas se incrementaron día a día. Su fama aumentaba y su

trabajo era tanto que decidió llamar a su hijo, un importante empresario de una

gran ciudad, para que lo ayudara a llevar el negocio.