Al ver aquello, el carnicero se fue hacia aquel hombre le sujetó para que no
pegara más al perro y le dijo: ¡Por favor, deje de pegar al perro! ¿No se da
cuenta que está cometiendo una injusticia? Este perro es un genio.
“¿Un genio?” grito el hombre, ¡este imbécil de perro es la segunda vez esta
semana que se olvida las llaves!
Las habilidades directivas requieren respeto y aprecio como uno de los
motores que generan compromiso, buen clima laboral y retención del talento.
Todos necesitamos algo más que la exigencia para poder desarrollarnos al
máximo en nuestro trabajo, quizás se pueda hablar de afecto.