Al ver aquello, el carnicero se fue hacia aquel hombre le sujetó para que no

pegara más al perro y le dijo: ¡Por favor, deje de pegar al perro! ¿No se da

cuenta que está cometiendo una injusticia? Este perro es un genio.

“¿Un genio?” grito el hombre, ¡este imbécil de perro es la segunda vez esta

semana que se olvida las llaves!

 

Las habilidades directivas requieren respeto y aprecio como uno de los

motores que generan compromiso, buen clima laboral y retención del talento.

Todos necesitamos algo más que la exigencia para poder desarrollarnos al

máximo en nuestro trabajo, quizás se pueda hablar de afecto.

carnicero_3-1.png