Agradecimientos

Estoy en deuda con los difuntos Dorothy L. Sayers y Charles Williams, con Mark Musa, con mi amiga Katherine Picton y con The Dante Society of America por su conocimiento de La Divina Comedia de Dante Alighieri, que he usado para escribir este libro. En esta novela se usan las normas de esa asociación para el uso de letras mayúsculas para lugares como el Infierno o el Paraíso.

Los cuadros de Sandro Botticelli me han servido de inspiración, igual que los escenarios incomparables de la galería de los Uffizi, en Florencia. Las ciudades de Toronto, Florencia y Cambridge han aportado sus particulares entornos a la novela, igual que la población de Selinsgrove.

Mientras escribía esta historia, me he encontrado con varios archivos digitales que me han resultado útiles, como el Digital Dante Project, de la Universidad de Columbia, Danteworlds, de la Universidad de Texas, en Austin, y The World of Dante, de la Universidad de Virginia. También he visitado la biblioteca digital Archive para consultar la traducción al inglés de Dante Gabriel Rossetti de La Vita Nuova, así como el original italiano que también se cita en este libro. También he usado la traducción de La Divina Comedia de Henry Wadsworth Longfellow. El texto de la carta de Abelardo a Eloísa lo he sacado de una traducción anónima fechada en 1901.

Me gustaría darle las gracias a Jennifer, que leyó el primer borrador de esta historia y me ofreció críticas constructivas en cada etapa del proyecto. Esta novela no existiría sin su apoyo y su amistad. También quiero darle las gracias a Nina por su apoyo técnico, sus aportaciones creativas y su sabiduría. Kris la leyó y ofreció interesantes sugerencias durante el proceso de revisión.

También debo dar las gracias al genial personal de Omnific, en especial a Elizabeth, Lynette, C. J., Kim, Coreen, Micha y Enn. Ha sido un placer trabajar con vosotros.

Asimismo me gustaría dar las gracias a todas las personas que leyeron las primeras versiones del manuscrito y ofrecieron críticas, sugerencias y mucho apoyo, especialmente las Musas, Tori, Elizabeth de Vos, Elena, Marinella y Erika.

Y, por último, quiero dar las gracias a mis lectores y a mi familia. Vuestro apoyo constante es inestimable.

S. R.

Cuaresma, 2012