Antes de abandonar la habitación, Nan se detuvo al llegar a la puerta, y se dio la vuelta para mirar a Jude. Tenía otra vez en la cara aquella sonrisa tensa, forzada, que tanto entristecía al cantante.
—Es verdaderamente hermosa, Jude —dijo Nan—. Y te ama. Se le nota en la manera que tiene de hablar de ti. Charlé con ella. Sólo un momento, pero…, pero una se da cuenta. Ella es Georgia, ¿no? —Los ojos de Nan eran ahora tímidos, dolientes y afectuosos, todo al mismo tiempo. Había hecho la pregunta como si no estuviera segura de querer realmente conocer la respuesta.
—Marybeth —dijo Jude con firmeza—. Su nombre es Marybeth.