Ardelia Mapp se encontraba en su posición predilecta, incorporada en la cama con un libro. Estaba escuchando el boletín de noticias de la radio. La apagó al ver entrar a Clarice con aire de cansancio. Después de mirar el rostro exhausto de Starling, tuvo la delicadeza de no preguntarle nada a excepción de:
—¿Quieres un té?
Cuando preparaba exámenes, Mapp se hacía un brebaje, una infusión de unas hierbas que le enviaba su abuela, que ella llamaba «té de la gente inteligente».
De las dos personas más inteligentes que Starling conocía, una era también la más serena y la otra la más aterradora. Starling pensaba que ello equilibraba en cierto modo sus amistades.
—Menuda suerte has tenido al librarte hoy de la clase —dijo Ardelia—. Ese maldito Kim Won nos ha tenido todo el rato por el suelo. Hablo en serio. Llego a pensar que en Corea hay más gravedad que aquí. Luego sus habitantes se vienen a este país y se ganan la vida dando clases de defensa personal, porque no les supone el menor esfuerzo… Ha venido Joe Brigham.
—¿Cuándo?
—Esta noche, hace un rato. Quería saber si ya habías vuelto. Iba peinado con brillantina. Andaba dando vueltas por el vestíbulo como un novato. Hemos charlado un momento. Me ha dicho que si ibas atrasada y tenías que empollar, mañana y pasado suprimirá las clases de tiro para todos, para que puedas aprovechar ese rato, y ya las recuperaremos durante el fin de semana. Le he contestado que le diría algo. Es un buen tío.
—Sí, sí lo es.
—¿Sabes que quiere que formes parte del equipo de tiro en el campeonato contra la DEA y Aduanas?
—No.
—Y no en el femenino. En el abierto. Siguiente pregunta: ¿te sabes lo de la Cuarta Enmienda para el viernes?
—Bastante.
—Muy bien. A ver. Contesta. ¿Qué es Chimel contra California?
—Inspecciones en escuelas secundarias.
—¿Inspecciones conforme a qué criterio?
—No lo sé.
—Conforme al concepto del «alcance inmediato». ¿Quién era Schneckloth?
—Pues… no tengo ni puta idea.
—Schneckloth contra Bustamonte.
—¿Es lo de la esperanza razonable de intimidad?
—Suspenso. La esperanza de intimidad es el principio de Katz. Schneckloth es el consentimiento a la inspección. Veo que habrá que empollar, muchacha. Tengo todos los apuntes.
—Esta noche no.
—No. Pero mañana te levantarás con la mente fértil e ignorante y empezaremos a sembrar la cosecha del viernes.
»Starling, Brigham ha dicho —confidencialmente, claro, y le he prometido que no diría nada— que saldrás absuelta de la vista. Opina que ese petulante hijo de puta de Krendler dentro de dos días ni se acuerda de ti. Tienes unas notas excelentes y estos temas los vamos a machacar como si nada. —Mapp observó la exhausta cara de Starling—. Has hecho más de lo que debías por esa pobre desgraciada, Starling. Te has jugado el cuello por ella, por su culpa has recibido una patada en el culo, y has movido las cosas. Tú también tienes derecho a tu oportunidad. ¿Por qué no sigues adelante y te lo cargas? A mí, de verdad, lo único que me interesa es darles en las narices.
—Ardelia… gracias. —Y una vez que apagaron la luz…
—¿Starling?
—Dime.
—¿A quién encuentras más guapo, a Brigham o al cachondo de Bobby Lowrance?
—Difícil me lo pones.
—Brigham lleva una frase tatuada en el hombro; se la he visto porque se le transparentaba por debajo de la camisa.
—¿Qué dice?
—No tengo la menor idea.
—¿Si lo averiguas me lo dirás?
—Probablemente no.
—Pues yo te dije lo de los calzoncillos estampados de serpiente que llevaba Bobby.
—Porque se los viste por la ventana cuando estaba haciendo levantamiento de pesas.
—Eso se lo ha chivado Gracie, ¿verdad? Esa tía es una bocazas y el día menos pensado la…
Starling dormía.