QUINTA PARTE
Tierras de peligro

En mil doscientos ocho es nombrado arzobispo de Toledo el navarro Rodrigo Ximénez de Rada. Desde entonces se convierte en el principal consejero del rey Alfonso VIII de Castilla y cronista de los trascendentes sucesos que tendrán lugar en tierras de frontera.

Ximénez de Rada se pone como objetivos de su mandato convencer al Papa para que dé categoría de santa cruzada a la conquista de al-Ándalus, e intentará restablecer la primacía de la sede toledana sobre el resto de los obispados.

Una vez rotas las treguas con al-Nasir, comienzan las campañas de asedio y conquista contra los sarracenos, como la que encabezó Alfonso VIII para tomar Jaén y Baeza, y la de los calatravos para hacerse con Andújar en mil doscientos nueve.

Animado por sus consejeros, el califa almohade decide instalarse en Sevilla para organizar un ataque definitivo contra los reinos cristianos del norte. En su alcazaba, a escasa distancia de la Aljama o Mezquita Mayor y a la sombra de su elevado minarete, réplica exacta del de Marrakech, se empezó a gestar una trascendental batalla.