El laboratorio

Mientras su vista se adaptaba a la escasa luz, Thorne advirtió que se hallaba en un enorme espacio donde se alineaban incontables hileras de cajas rectangulares de acero inoxidable, cada una provista de una maraña de tubos de plástico. Todo estaba cubierto de polvo y muchas cajas yacían volcadas en el suelo.

—Las primeras filas —informó Malcolm— son secuenciadores de genes Nishihara, y detrás están los sintetizadores automáticos de ADN.

—¡Es una fábrica! —exclamó Eddie—. Parece una planta agropecuaria o algo así.

—Sí, así es.

En un rincón de la sala había una impresora, y junto a ella unas cuantas hojas sueltas de papel amarillento. Malcolm agarró una y echó un vistazo.

[GALRERIF1] Factor eritroide de transcripción específico de Gallimimus erifl mARN, cód. completos [GALRERIF1 1068 bp ss- mARN VRT 15-DIC-1989]

FUENTE [FTE]

Sangre embriónica de 9 días de Gallimimus bullatus (macho), cADN a mARN, clon E120-1.

ORGANISMO Gallimimus bullatus

Animalía; Chordata; Vertebrata; Archosauria; Dinosauria; orníthomimisauria.

REFERENCIA [REF]

1 (bases 1 a 1418) T. R. Evans, 17-JUL-1989.

CARACTERÍSTICAS [CAR]

Situación/Calificadores

/nota = «Erifl proteína gi: 212629»

/codon-inicio = 1

/traducción=«MEFVALGGPDAGSPTPFPDEAGAFLG LGGGERTEAGG LLASYPPSGRVSLVPWADTGTLGTP QWVPPATQMEPPHYLELLQPPRGSPPHPSSGPLLPLSS GPPPCEARECVNCGATATPLWRRDGTGHYLC NACGLYHRLNGQNRPLIRPKKRLLVSKRAGTVCSNCQT STTTLWRRSPMGDPVCNACGLYYKLHQVNRPLTMRKDGI QTRNRKVSSKGKKRRPPGGGNPSATAGGGAPMGG GGDSMPPPPPPRAAAPPQSDALYALGPVVLSG HFLPFGNSGGFFGGGAGGYTAPPGLSPQI»

RECUENTO DE BASE [REA]

206 a 371 c 342 g 149 t

—Es una referencia a una base de datos informática —dijo Malcolm—. De algún factor sanguíneo de dinosaurio. Algo relacionado con los glóbulos rojos.

—¿Y ésa es la secuencia?

—No —respondió Malcolm. Hojeó los otros papeles—. No, la secuencia debería ser una serie de nucleótidos… Aquí.

Separó una hoja.

SECUENCIA
1 GMTT AGCGA AGAT TGGCA TACAG GATAA
61 GACGT AGCTC GAGGA TCGAA TTACC CATGG
121 ATGGA TGGCG GGGGC GCGG CCACT CCCTC
181 GCCGG TCCTG GGGGG GAGAG AGGCG GCTGC
241 TCCTA CCTCA CGTGT GTCCC CAGAC TACTT
301 ACCCC GGGTC CGCCA ATGGA CCCAC GGAGC
361 CAACC GGGGC CCCCC TCCTC CCCTA ACTCA
421 GGGCC CCTGC CCGTC GTCAT GGAAG CGGAG
481 GCAAC TCTGG GGACG GGGCA TGTGC GGCCT
541 GACGT AGCTC GAGGA TCGAA TTACC CATGG
601 ATGGA TGGCG GGGGC GCGG CCACT CCCTC
661 GCCGG TCCTG GGGGG GAGAG AGGCG GCTGC
721 TCCTA CCTCA CGTGT GTCCC CAGAC TACTT
781 GACGT AGCTC GAGGA TCGAA TTACC CATGG
841 ATGGA TGGCG GGGGC GCGG CCACT CCCTC
901 GCCGG TCCTG GGGGG GAGAG AGGCG GCTGC
961 TCCTA CCTCA CGTGT GTCCC CAGAC TACTT
1021 GACGT AGCTC GAGGA TCGAA TTACC CATGG
1081 ATGGA TGGCG GGGGC GCGG CCACT CCCTC
1141 GCCGG TCCTG GGGGG GAGAG AGGCG GCTGC
1201 TCCTA CCTCA CGTGT GTCCC CAGAC TACTT
1261 GACGT AGCTC GAGGA TCGAA TTACC CATGG
1321 ATGGA TGGCG GGGGC GCGG CCACT CCCTC
1381 GCCGG TCCTG GGGGG GAGAG AGGCG GCTGC

DISTRIBUCIÓN [DIS]

Wu /C. Op.

Lori Ruso /Prod

Venn /LLv – 1

Chang /Cercado 89

NOTA DE PRODUCCIÓN [NOTP]

Secuencia definitiva y aprobada.

—¿Tiene esto algo que ver con el hecho de que los animales hayan sobrevivido? —preguntó Thorne.

—No estoy seguro —dijo Malcolm. ¿Guardaba aquella hoja alguna relación con los últimos momentos de la planta manufacturera? ¿O era simplemente una copia impresa solicitada por un empleado y olvidada allí?

Inspeccionó los alrededores de la impresora y encontró una pila de hojas en un estante. Las tomó y advirtió que eran memorandos. Todos eran breves y estaban impresos en un descolorido papel azul.

De: CC-P Jenkins

A: H. Wu

El exceso de dopamina en Alfa 5 impide que el receptor Dl actúe con la avidez deseada. A fin de minimizar las conductas agresivas en organismos terminados deben alternarse las informaciones genéticas. Conviene empezar con esto hoy mismo.

Y de nuevo:

De: CC

A: H. Wu/Sup

El glicógeno sintasa kinase-3 aislado de Xenopus puede dar mejor resultado que el GSK-3 alfa/beta de mamífero que empleamos ahora. Cabría esperar un establecimiento más fuerte de la polaridad dorsoventral y reducir la pérdida de embriones en su fase inicial. ¿Está de acuerdo?

Malcolm leyó el siguiente:

De: Backes

A: H. Wu/Sup

Es posible que los pequeños fragmentos de proteínas actúen como priones. Los informes son aún dudosos, pero sugiero que se interrumpa la administración de proteínas exógenas a organismos carnívoros hasta que se esclarezcan las causas. ¡Debe detenerse la enfermedad!

—Por lo visto tenían problemas —comentó Thorne, mirando por encima del hombro de Malcolm.

—Sin duda —convino Malcolm—. Lo raro sería que no los hubiesen tenido. Pero la cuestión es…

Al ver el siguiente memorando, que era más largo, se interrumpió.

ÚLTIMOS DATOS DE PRODUCCIÓN 10/10/88

De: Lori Ruso

A: Todo el personal

Asunto: Baja productividad

Las recientes pérdidas de animales durante las 24–72 horas posteriores al nacimiento se atribuyen a la contaminación de la bacteria Escherichia coli. Como consecuencia se ha reducido la productividad en un 60%, y ello se debe a las deficientes medidas asépticas adoptadas por el personal de planta, principalmente durante el Proceso H (Fase de Mantenimiento del Huevo, Intensificación Hormonal 2G/H).

Se han sustituido y reenfundado los brazos articulados de los robots 5A y 7D, pero además las agujas deben reemplazarse diariamente según lo establecido por las normas de esterilidad (Manual General: Instrucciones 5-9).

Durante el próximo ciclo de producción (12/10 - 26/10) sacrificaremos uno de cada diez huevos en la Fase H para analizar el nivel de contaminación. La criba debe comenzar de inmediato. Notifiquen cualquier error. Detengan la cadena siempre que sea necesario hasta que esta cuestión quede aclarada.

—Tenían dificultades para controlar las infecciones y la contaminación de la cadena de producción —observó Malcolm—. Y quizá también otras fuentes de contaminación. Fíjate.

Entregó a Thorne el siguiente memorando:

ÚLTIMOS DATOS DE PRODUCCIÓN 18/12/88

De: H. Wu

A: Todo el personal

Asunto: DX: IDENTIFICACIÓN Y PUESTA EN LIBERTAD

Los organismos recién nacidos serán marcados con las nuevas etiquetas Grumbach en el plazo más breve posible. No se les proporcionará ninguna clase de alimento dentro de los límites del laboratorio. El programa de puesta en libertad y las redes de seguimiento están ya en marcha.

—¿Significa eso lo que me temo? —preguntó Thorne.

—Sí —confirmó Malcolm—. No conseguían mantener vivos a los animales recién nacidos, así que los marcaron y los dejaron en libertad.

—¿Y les siguieron el rastro mediante algún tipo de red?

—Sí. Eso parece.

—¿Soltaron los dinosaurios en esta isla? —preguntó Eddie—. Debían de estar locos.

—Desesperados más bien —rectificó Malcolm—. Imagínate: se gastan una fortuna en organizar este proceso con la tecnología más avanzada, y después de todo eso los animales enferman y mueren. Hammond debía de treparse por las paredes. De modo que decidieron sacar los animales del laboratorio y dejarlos en la selva.

—Pero, ¿por qué no buscaron la causa de la enfermedad? ¿Por qué no…?

—Por razones comerciales —lo interrumpió Malcolm—. Sólo les interesaban los resultados. Y sin duda estaban convencidos de que tenían localizados a los animales y podían recuperarlos cuando quisiesen. Además, no olvidemos una cosa: seguramente la medida surtió efecto. Soltaban a los animales y después, cuando ya eran adultos, los capturaban y los enviaban al zoológico de Hammond.

—Pero no a todos…

—Aún desconocemos muchos detalles —admitió Malcolm—. En realidad no sabemos qué ocurrió aquí.

Cruzaron la siguiente puerta, que daba acceso a una pequeña habitación con un banco en el centro y armarios adosados a las paredes. En varios carteles se leía: CUMPLA LAS MEDIDAS DE ASEPSIA Y ATÉNGASE A LAS NORMAS SK4. Al fondo había una estantería con amarillentos gorros y batas apilados.

—Es un vestuario —afirmó Eddie.

—Eso parece —dijo Malcolm. Abrió un armario. Sólo contenía un par de zapatos de hombre. Abrió varios armarios más. Todos estaban vacíos. En el interior de uno de ellos había una hoja pegada con cinta adhesiva:

¡La seguridad nos concierne a todos!

¡Comunique cualquier anomalía genética!

¡Elimine como es debido los desechos biológicos!

¡Ponga fin a la propagación de DX!

—¿Qué es DX? —preguntó Eddie.

—Si no me equivoco —respondió Malcolm—, es el nombre de esa misteriosa enfermedad.

En la pared del fondo había dos puertas. La del lado derecho era neumática y se abría accionando un pedal de goma empotrado en el suelo. Pero estaba cerrada con llave, así que atravesaron la otra puerta.

Salieron a un largo pasillo con paneles de vidrio hasta el techo a la derecha. Aunque el vidrio estaba rayado y sucio, les permitió observar la sala que se extendía al otro lado. Thorne nunca había visto nada semejante.

Abarcaba una gran superficie, aproximadamente del tamaño de un estadio de fútbol. A dos niveles distintos se entrecruzaban cintas transportadoras, una muy elevada y la otra a la altura de la cintura. La enorme maquinaria, provista de intrincadas redes de tubos y brazos articulados, se agrupaba en varios puntos junto a las cintas.

Thorne dirigió el haz de la linterna hacia las cintas transportadoras y comentó:

—Una cadena de montaje.

—Pero parece intacta, como si estuviese lista para entrar en funcionamiento —advirtió Malcolm—. Allí crecen un par de plantas en el suelo, pero en conjunto está notablemente limpia.

—Demasiado limpia —precisó Eddie.

—Si es un entorno libre de impurezas, probablemente disponga de cierres herméticos —adujo Thorne con un gesto de indiferencia—. Debe de seguir tal como estaba hace años.

—¿Años? —dijo Eddie, negando con la cabeza—. Lo dudo mucho, Doc.

—Entonces, ¿cómo se explica?

Escudriñando a través del vidrio, Malcolm arrugó el entrecejo. ¿Cómo era posible que una sala de aquellas dimensiones permaneciese limpia después de tanto tiempo? No tenía sentido.

—¡Eh! —exclamó Eddie.

Malcolm reparó también en lo que había llamado la atención a Eddie. En el ángulo más alejado, en la mitad de la pared, se veía una pequeña caja azul con cables conectados. Era obviamente una caja de empalmes eléctricos e incluía una pequeña luz roja.

Estaba encendida.

—¡Ahí llega corriente eléctrica! —afirmó Eddie. Thorne se acercó al vidrio y miró la caja.

—Imposible —descartó—. Debe de ser alguna clase de carga acumulada o una batería…

—¿Después de cinco años? —cuestionó Eddie—. No hay batería que dure tanto. ¡Se lo aseguro, Doc, ahí llega corriente eléctrica!

Arby miraba con atención las letras blancas que aparecían lentamente en el monitor:

¿ES LA PRIMERA VEZ QUE ACCEDE A LA RED?

Tecleó: Sí.

Se produjo otra pausa.

Esperó.

La computadora formuló otra pregunta:

¿CUÁL ES SU NOMBRE COMPLETO?

Escribió su nombre.

¿DESEA QUE SE LE ASIGNE UNA CONTRASEÑA?

«Me estás cargando», pensó Arby. Esto era sólo un jueguecito de niños. Casi lo decepcionaba. Habría esperado algo más sutil por parte del doctor Thorne. Tecleó:

Sí.

Al cabo de un momento en la pantalla se leyó:

SU NUEVA CONTRASEÑA ES VIG/&*849/. TOME NOTA, POR FAVOR.

«¡Cómo no! Claro que tomo nota», se dijo Arby. En la mesa no había papel; se palpó los bolsillos, encontró un trozo de hoja y anotó la contraseña.

POR FAVOR, INTRODUZCA SU CONTRASEÑA.

Repitió la serie de símbolos y números.

Tras otra pausa empezó a formarse una nueva frase en la pantalla. El texto aparecía a una velocidad anormalmente lenta, con frecuentes interrupciones. Quizá con el traslado el sistema no funcionaba…

GRACIAS. CONTRASEÑA ACEPTADA.

La pantalla parpadeó y de pronto se volvió de color azul oscuro. Se oyó un tintineo electrónico. Apareció un rótulo y Arby lo leyó boquiabierto:

INTERNACIONAL GENETIC TECHNOLOGIES

ENCLAVE B

SERVICIOS DE LA RED NODAL LOCAL

Era incomprensible. ¿Cómo podía haber una red del Enclave B? InGen había cerrado el Enclave B hacía años. Arby había leído los documentos. InGen había quebrado. ¿Qué red era ésa? ¿Y cómo había conseguido entrar? El tráiler no tenía ninguna conexión con el exterior. No había cables. De modo que sólo podía ser una red de radio ya instalada en la isla, y Arby había accedido a ella de alguna manera. Pero, ¿cómo era posible? Una red de radio necesitaba energía eléctrica, y allí no había fuente de alimentación.

Arby aguardó.

Nada ocurrió. El rótulo permanecía fijo en la pantalla. Esperó en vano a que apareciese un menú. Al cabo de un rato Arby empezó a pensar que quizás el sistema estuviese inactivo, o bloqueado. Tal vez permitía el acceso, pero después no era posible seguir adelante.

O quizás el usuario debía dar alguna instrucción. Entonces hizo lo más sencillo, que era apretar la tecla de RETORNO.

SERVICIOS DE LA RED REMOTA DISPONIBLES
ARCHIVOS DE TRABAJO ACTUALES Últimas modificaciones
I/Investigación
P/Producción
R/Registro de campo
M/Mantenimiento
A/Administración
02/10/89
05/10/89
09/10/89
12/11/89
11/11/89
ARCHIVOS DE DATOS ALMACENADOS  
11 /Investigación (AV – AD)
I2/Investigación (GD – 99)
P/Producción (FD – FN)
11/11/89
12/11/89
09/11/89
VIDEORED  
A, 1 – 20 CCD NDC.1.1

De manera que era realmente un sistema antiguo: los archivos no se modificaban desde hacía años. Con curiosidad por saber si aún funcionaba, seleccionó VIDEORED y pidió el archivo. Para su asombro vio que se abría una serie de pequeñas ventanas; eran quince en total y llenaban la pantalla. Ofrecían imágenes de distintas partes de la isla. La mayoría de las cámaras se hallaban en alto, en árboles o algo así, y mostraban…

Arby miró fijo. Mostraban dinosaurios.

Entornó los ojos. No era posible. Debían de ser películas. En la ventana situada en uno de los ángulos vio una manada de triceratops; en la ventana contigua, unos animales verdes con aspecto de lagarto que asomaban la cabeza por encima de la alta hierba; en otra, una estegosaurio paseándose solo.

«Tienen que ser películas. El canal de los dinosaurios», pensó. Pero en otra imagen Arby observó los dos tráilers unidos en medio del claro. Vio los paneles fotovoltaicos negros, que resplandecían en el techo. Casi imaginó que se veía a sí mismo por la ventanilla del tráiler.

«¡Dios mío!», se dijo.

En otra ventana Thorne, Malcolm y Eddie montaban rápidamente en el Explorer verde y se dirigían hacia la parte trasera del laboratorio.

Estupefacto comprendió que las imágenes eran reales.