«El poder de los contrastes»
No moriremos de cáncer, moriremos de aburrimiento.
Uno de nuestros cánticos favoritos.
En la planta 4.ª del hospital en el que siempre estuve ingresado soñábamos con cosas que no teníamos.
Más tarde he dado conferencias en hospitales, y muchos enfermos me han dicho lo mismo: faltan cosas en los hospitales, falta diversión.
Teníamos una máxima en el hospital: «No moriremos de cáncer sino de aburrimiento». Y es que todo el mundo piensa que en un hospital tu vida tiene que detenerse, que no debes divertirte. Y la realidad es todo lo contrario. Tu vida normal se detiene, por lo tanto necesitas muchas más actividades para contrarrestar esa inactividad.
Recuerdo cuando la gente decía que Crónicas marcianas era telebasura. Creo que todos esos críticos no habían pisado nunca un hospital a la hora que lo emitían. Miles de enfermos reían, disfrutaban con aquel programa. Les daba vida, les daba fuerza. Les hacía partícipes de un mundo del que momentáneamente les habían apartado.
Yo siempre he creído que falta mucha imaginación al diseñar hospitales. Al principio, las salas de quimioterapia no tenían ni un solo entretenimiento. Más tarde, un pequeño televisor presidía la sala, aunque debías tener una vista de águila para poder verlo.
Pero ¿dónde están los ajedreces, los juegos de mesa, las cartas, las teles de 50 pulgadas de plasma, los videojuegos, la conexión wifi para conectarte a internet? Sí, sí, no es ninguna broma, todo esto debería estar en los hospitales. Conectar a la gente con el mundo es muy necesario para poder luchar en condiciones.
A veces no se dan cuenta del potencial vital de los enfermos. Yo siempre he recomendado que los propios enfermos den conferencias. Tienen experiencias que te dejarían impresionado. Seguro que si la conferencia fuese en el exterior irías, así que imagínate que la da tu compañero de habitación en pijama azul y que está justo a tu lado.
Cuando estás enfermo, aparece tu segunda vida. Una vida que no puedes dejar de vivir, porque por muy enfermo que estés sigues vivo. Yo he tenido mi vida fuera y mi vida dentro. Ahora vivo mi vida fuera, pero quizá mi vida dentro volverá algún día. Ambas vidas comparten cosas pero difieren en otras. Seguir viviendo, eso es lo importante. La niñez, la adolescencia o la edad adulta deben vivirse aunque uno esté enfermo.
Pero para ello necesitas la pista para correr, el escenario para salir. A veces los hospitales son poco contrastados, y lo fundamental en la vida es juntar contrastes. Yo siempre he creído que cuando juntas dos contrastes algo mágico ocurre. Por eso muchas relaciones personales se basan en lo poco que tienen en común ambos miembros de la pareja.
Deberían unirse más contrastes. Éstos son algunos que espero que pronto se hagan realidad. Es una lista sin orden, una lista fruto de años en el hospital y otros años fuera de él.
1. Una piscina olímpica en un hospital. ¡La natación iría tan bien a tantos enfermos! Poder sumergirte y sentirte como un pez.
2. Una bolera en un aeropuerto. Desahogarse es vital. Desahogarse con unos bolos podría generar mucho bienestar. Deporte y aeropuerto, cualquier deporte sería positivo en un aeropuerto.
Ahora ya comienza a haber gimnasios. ¡Cuánto bien deben estar haciendo!
3. Una peluquería en un cine. Un buen corte de pelo antes de ver una película. Voy a cortarme el pelo y al cine. Que hubiera alguien que te propusiera un nuevo estilo, un afeitado o simplemente un masaje o un depilado sería estupendo. ¿Qué peli va a ver? Pues entonces le recomiendo tal o cual peinado.
4. Libros en los bosques. Pequeñas bibliotecas en medio del bosque. Ya que los libros provienen de allí, dejemos algunos allí. Creemos unos armarios y depositémoslos allí. Sin duda, estaría bien subir a una montaña y encontrarte los libros perfectos para leer.
5. Bares en los bancos. Pequeñas barras mientras esperas que te den un crédito o sacas parte de la nómina. ¿Por qué tiene que ser tan serio un banco, por qué no puede haber una barra para conocer a otros clientes, saber su tipo de interés, lo que esperan de su vida, de sus acciones? Seguro que mucha gente se iría por la mañana y diría alegremente: me voy al banco, vuelvo en diez minutos. Un buen café, un buen tentempié antes de decidir qué harás con tus ahorros. En un lado pides una tapa de calamares y en la otra doscientos mil euros, a ver qué te dan primero.