Decimosexto descubrimiento:

«Lo difícil no es aceptar cómo es uno,

sino cómo es el resto de la gente»

Unos vomitan y otros no vomitan.

Gran sentencia de una enfermera. Yo estaba vomitando ese día.

Bueno, este descubrimiento en realidad son dos; dos en uno.

1. Acepta quién eres tú. No es fácil, lo sé. San Agustín decía: «Conócete, acéptate, supérate». Creo que era muy optimista al pensar que puedan hacerse las tres cosas. Yo siempre me he conformado con conocerme. No es fácil conocerse, saber cuáles son tus gustos, qué cosas te gustan, con qué no disfrutas.

Pero es posible; dedícale tiempo, busca, rebusca, vuelve a buscar y finalmente comenzarás a tener un retrato robot de quién eres.

2. Una vez te conoces, si consigues quererte viene la parte más complicada. La segunda parte del descubrimiento: conoce al resto de la gente y acéptala como es.

Sé que puede parecer un mandamiento religioso, pero en realidad se trata simple y llanamente de tener la misma paciencia con los demás que la que has tenido contigo mismo. Aceptar cómo son, aceptar cómo no son, es el inicio para aceptar cómo eres tú y cómo no eres tú.

3. Y de ahí proviene el resto de la frase. Lo difícil no es aceptar cómo eres tú sino cómo son los demás. Ése es el reto. No olvides que a veces, cuando ya nos conocemos, pensamos que hemos llegado a la meta. Pero la meta está lejos, muy lejos todavía. Cada día conoceremos a más y más gente y tendremos que dedicar todas nuestras fuerzas a entenderlos.

Este descubrimiento, que parece tan complejo, proviene de una enfermera. Había un chico que consiguió no vomitar con la quimioterapia, y a partir de ese día le molestaba que otros vomitaran a su lado. No intentaba comprender y conocer a los demás; él había logrado su objetivo y parecía que el resto de los humanos debían seguir sus pasos. La enfermera nos dijo que algunos vomitan y otros no vomitan. De ahí saqué el resto.

Ella consiguió que el que no vomitaba nos contase sus trucos; uno de ellos era beber Coca-Cola, que según él era un gran antivomitivo.

Fue impresionante verle dar consejos. Y es que a veces no es tan importante seguir una senda como deshacer nuestra senda, coger otra diferente y darte cuenta de que hay otra forma de ir a un lugar. No juzgar, no intentar ser radical. Cualquier senda puede ser buena, tan sólo hay que tener claro que es producto de alguna decisión.