No hay el olor amargo de un funeral para Muad’Dib,
ni el tañido de un solemne rito que libere su mente
de las sombras avariciosas.
Él es el loco santo,
el dorado extranjero que vivirá para siempre
al filo de la razón.
¡Dejad que vuestra guardia baje, y él está aquí!
Su faz carmesí y su soberana palidez
golpean nuestro universo en tramas proféticas
al borde de una mirada tranquila… ¡aquí!
Fuera de las encrespadas junglas estelares:
Misterioso, letal, un oráculo sin ojos,
¡un instrumento de la profecía cuya voz nunca muere!
Shai-Hulud lo aguarda en una ribera
donde las parejas caminan mirándose fijo a los ojos,
la deliciosa lasitud del amor.
Avanza a zancadas a través de la larga caverna del tiempo,
dispersando el yo loco de su sueño.
Himno del Ghola