Agradecimientos

A cuatro personas sin las cuales…

A Bren Abercrombie, que se fatigó los ojos leyéndola.

A Nick Abercrombie, que se fatigó los oídos oyendo hablar de ella.

A Rob Abercrombie, que se fatigó los dedos pasando sus páginas.

A Lou Abercrombie, que se fatigó los brazos sosteniéndome.

Y también, en el Pabellón de los Interrogatorios,

a todos los que me prestaron su ayuda en esta ardua indagación,

pero muy especialmente:

Al Superior Spanton, al Practicante Weir y, por supuesto, al Inquisidor Redfearn.

Ya podéis retirar los instrumentos.

Confieso…