VI

Thomas Macke recobró el conocimiento poco a poco. Al principio se encontraba aturdido, pero pronto empezó a despertarse y se dio cuenta de que estaba en un hospital, bajo los efectos de la medicación. También deducía por qué; sentía mucho dolor, sobre todo en la mitad inferior derecha. Comprendió que la medicación le aliviaba el dolor pero no lo calmaba del todo.

Poco a poco, fue recordando cómo había llegado hasta allí. Había habido un bombardeo. Se había librado de la explosión porque perseguía a un fugitivo; si no, estaría muerto. Como sin duda estaban muertos quienes se habían quedado atrás: Mann, Schneider, Richter y el joven Wagner. Todo su equipo.

Por suerte, había cazado a Werner.

¿No era así? Le había disparado, y Werner cayó al suelo. Entonces explotó la bomba. Macke había sobrevivido, así que era posible que Werner también estuviera vivo.

Ahora él era la única persona con vida que sabía que Werner era un espía. Tenía que contárselo a su jefe, el superintendente Kringelein. Trató de incorporarse, pero se dio cuenta de que no tenía fuerzas para moverse. Decidió avisar a una enfermera, pero cuando abrió la boca no pudo articular palabra. El esfuerzo lo dejó agotado y volvió a quedarse dormido.

La siguiente vez que se despertó, notó que era de noche. Todo estaba en silencio, nadie se movía. Abrió los ojos y vio un rostro a poca distancia del suyo.

Era Werner.

—Vas a salir de aquí ahora mismo —dijo Werner.

Macke intentó pedir ayuda, pero no tenía voz.

—Te trasladarán a otro sitio —prosiguió Werner—. Ya no serás un torturador; de hecho, el torturado serás tú.

Macke abrió la boca para gritar.

Una almohada descendió sobre su rostro y le tapó con fuerza la boca y la nariz. No podía respirar. Trató de forcejear, pero no tenía fuerzas. Quiso tomar aire, pero no lo había. Empezó a invadirlo el pánico. Consiguió mover la cabeza hacia los lados, pero presionaron la almohada con más fuerza. Al fin, consiguió emitir un sonido, pero no fue más que un gemido gutural.

El mundo era un disco luminoso que fue reduciéndose hasta convertirse en un punto minúsculo.

Luego desapareció.