Capítulo 209

—Valentina, ¿me oye?

Valentina levanta el emisor para responder a Crossman. La frase muere en sus labios. Al ver la Glock 9 mm con la que el padre Carzo apunta al Papa, pulsa maquinalmente el botón de su walkie-talkie:

—¡Atención todos, tiene una pistola!

El estruendo de la muchedumbre ahoga el grito de Valentina mientras el comandante de la guardia intenta apuntar al tirador.

Desde las naves laterales de la basílica, otros guardias suizos de paisano buscan un ángulo de tiro para disparar a Carzo. El cordón de alabarderos que protege el altar se vuelve. El Papa alza los ojos. En su mirada se lee vacilación. Valentina acaba de comprender que es demasiado tarde.