Capítulo 119

Continuando su búsqueda en el cubículo de Pascual II, Ballestra encuentra un rollo atado con una cinta. Es un mensaje de puño y letra del Papa. Noviembre de 1104. Después de haber tenido conocimiento del correo enviado por Sarkopi, Su Santidad ordena al comandante de la guarnición de Acre que haga estrangular a aquel y que mande a su destacamento a primera línea para que sus mercenarios encuentren en el combate un fin digno de los servidores de Dios. El manuscrito tendrá que ser emparedado después en los sótanos de la fortaleza hasta que vayan a buscarlo.

Mientras deja el documento, Ballestra casi puede oír cómo se cierra silbando el cordón de cuero alrededor del cuello del joven caballero, cuyo único crimen ha sido desenterrar lo que debería haber permanecido enterrado para siempre. Ve también las flechas sarracenas que atraviesan la coraza de los hombres entregados al enemigo, en el transcurso de un ataque en el que no tenían ninguna posibilidad de salir con vida.

En los cubículos siguientes, el archivista no encuentra ningún otro rastro del evangelio durante casi ochenta años. Pero la toma de Acre por los ejércitos de Saladino, en 1187, volvería a avivar su recuerdo.

En el cubículo reservado a la correspondencia secreta del papa Celestino III es donde Ballestra encuentra el hilo que ha perdido. Julio de 1191. La tercera cruzada, dirigida por Ricardo Corazón de León, acaba de recuperar San Juan de Acre al término de un asedio que ha durado casi un año. Cuando los ejércitos de Saladino huyen, los cruzados penetran en la fortaleza y, entre ellos, los caballeros de la orden del Temple dirigidos por su gran maestre, Robert de Sablé.

Día tras día, los templarios inspeccionan la ciudad en busca de reliquias perdidas y de joyas olvidadas. Son especialistas en escondrijos secretos y salas ocultas, y conocen todas las técnicas empleadas por los árabes y los cristianos para esconder un tesoro. Así es como acaban dando con el evangelio, que el difunto comandante de la guarnición había hecho emparedar en los sótanos de la fortaleza.

Unas horas después de este descubrimiento, y mientras columnas de humo negro se elevan de las hogueras encendidas por los cruzados para quemar los cadáveres, Robert de Sablé suelta una paloma portadora de un mensaje con destino a Roma; el mismo que Ballestra acaba de encontrar en el cubículo de Celestino.

Santidad:

Acre ha caído y hemos descubierto dentro de sus muros un manuscrito extrañamente encuadernado que nos trae el recuerdo de otra obra que, según dicen, fue escoltada hasta aquí por la primera cruzada de Bohemundo. Sea leyenda o realidad, lo cierto es que este manuscrito fue emparedado en los sótanos con tantas precauciones como habrían tomado los albañiles encargados de la obra para esconder un tesoro o una maldición. Dado que este descubrimiento, ni de oro ni de plata, se sale del marco de mi misión, me tomo la libertad de informaros a fin de que podáis enviar una escolta de vuestros archivistas, que sin duda sabrán hacer buen uso de él.

Puesto que todavía queda por registrar el ala oeste de la fortaleza antes de que nos reunamos con los ejércitos de Corazón de León, permaneceré en Acre el tiempo que Vuestra Santidad necesite para organizar el retorno de este manuscrito a lugares menos expuestos a los profanadores y a los sin alma.

13 de julio del año de Cruzada 1191

Robert de Sablé,

gran maestre del Temple.