Capítulo 42

Silencio. Marie tiene la impresión de flotar en las profundidades de un océano. Lejos, muy lejos por encima de ella, las aguas azules titilan. La superficie con el sol arriba, como un punto brillante a través de un cristal. Tan lejos…

Se sumerge en las profundidades inmóviles. Tiene frío. El resplandor azulado se difumina, las tinieblas la envuelven. Sus terminaciones nerviosas se desconectan una tras otra. Ninguna sensación puede turbar ya su mente. Tragos de agua negra se adentran en su boca e inundan sus pulmones. Su corazón ya casi no late. Ningún otro ruido, ninguna otra inspiración. Marie está muriéndose.