Cuarta parte
Guenhwyvar

¿Qué ojos son éstos que ven

el dolor que sufro en el fondo de mi ser?

¿Qué ojos son éstos que ven

los retorcidos pasos de mi gente,

guiados por la estela de juguetes mortales:

espada, flecha y dardos?

Te pertenecen a ti, a ti

que corres con paso elástico,

suavemente con tus zarpas acolchadas,

las garras escondidas,

armas usadas cuando es necesario,

sin las manchas de sangre inocente

o del engaño asesino.

Cara a cara, eres mi espejo;

el reflejo en el agua mansa junto a la luz.

¡Qué no daría por tener aquella imagen

¡Qué no daría por tener aquella imagen

sobre mi propio rostro!

¡Qué no daría por tener aquel corazón

en mi propio pecho!

No pierdas el orgulloso honor de tu espíritu,

poderosa Guenhwyvar,

y mantente a mi lado,

mi queridísima amiga.

DRIZZT DO’URDEN