DOMINGO 24 DE DICIEMBRE:
NOCHEBUENA

58,95 kg, 1 copa y sólo era un mísero vaso de jerez, 2 cigarrillos pero no ha sido divertido al tenerlo que hacer con la ventana abierta, 1 millón de calorías, probablemente, número de cariñosos pensamientos festivos: 0.

Medianoche. Muy confundida por lo que es real y lo que no lo es. Hay una funda de almohadón a los pies de mi cama que mi madre coloca allí a la hora de ir a dormir, susurrando «A ver si viene Papá Noel», que ahora está llena de regalos. Mamá y papá, que están separados y planean divorciarse, están durmiendo en la misma cama. En cambio, mi hermano y su novia, que llevan cuatro años viviendo juntos, están durmiendo en habitaciones separadas. La razón para todo esto no está clara, a no ser que pueda ser para no disgustar a la abuelita que: a) está demente, y b) todavía no ha llegado. La única cosa que me conecta al mundo real es que una vez más estoy pasando la Nochebuena de forma humillante, en casa de mis padres, en una cama individual. Quizás en estos momentos papá está intentando montar a mamá. Ugh, ugh.

No, no. ¿Por qué mi cerebro ha pensado algo semejante?