VIERNES 8 DE DICIEMBRE

59,4 kg (desastre), 4 copas (bien), 12 cigarrillos (excelente), 0 regalos de Navidad comprados (mal), 0 postales enviadas, 7 llamadas al 1471.

4 p.m. Umf. Jude acaba de llamar y justo antes de despedirnos me ha dicho:

—Nos vemos en casa de Rebecca el domingo.

—¿En casa de Rebecca? ¿El domingo? ¿Qué? ¿Qué?

—Oh, ¿no te ha…? Sólo ha invitado a pocas… Creo que es algo así como una cena de pre-Navidad.

—De todas formas, estoy ocupada el domingo —mentí.

Por fin, una oportunidad de llegar a esos rincones difíciles con el trapo. Yo pensaba que Jude y yo éramos igual de amigas de Rebecca, así que, ¿por qué debería ella invitar a Jude y a mí no?

9 p.m. He pasado por el 192 con Sharon a comprar una refrescante botella de vino y me ha dicho:

—¿Cómo te vas a vestir para la fiesta de Rebecca?

¿Fiesta? Así que es una fiesta fiesta.

Medianoche. Bueno. No tengo que disgustarme por eso. Es el tipo de cosa que ya no es importante en la vida. La gente tendría que poder invitar a quien quisiese a sus fiestas sin que los demás se disgustasen.

5.30 a.m. ¿Por qué no me ha invitado Rebecca a su fiesta? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Cuántas fiestas más hay a las que todo el mundo está invitado menos yo? Seguro que ahora todos están en una fiesta, riendo y bebiendo champán caro. No le gusto a nadie. La Navidad va a ser un desierto de fiestas, aparte de tres fiestas acumuladas para el 20 de diciembre, fecha en la que tengo que pasarme toda la noche en una reunión a puerta cerrada.