57,15 kg (mejor), 5 copas (pero ocasión especial), 16 cigarrillos, 2.456 calorías, 245 minutos pensando en el señor Darcy.
8.55 a.m. Acabo de salir por cigarrillos antes de cambiarme para el Orgullo y prejuicio de la BBC. Se hace difícil creer que haya tantos coches en las carreteras. ¿No deberían estar todos en casa preparándose? Me encanta que la nación sea tan adicta.
La base de mi propia adicción, lo sé, es mi simple necesidad humana de que Darcy se ligue a Elizabeth. Tom dice que el gurú del fútbol Nick Hornby explica en su libro que la obsesión de los hombres por el fútbol no es indirecta. Los fans enloquecidos por la testosterona no desearían estar en el campo, dice Hornby, sino ver a su equipo como a sus representantes elegidos, como en el Parlamento. Éste es exactamente mi sentimiento hacia Darcy y Elizabeth. Son mis representantes elegidos en el campo del follar o, más bien, del cortejo. Sin embargo, no quiero ver ningún gol. Odiaría ver a Darcy y a Elizabeth en la cama, fumando un cigarrillo al final. Eso sería antinatural y equivocado y pronto perdería el interés.
10.30 a.m. Jude acaba de llamar y nos hemos pasado treinta minutos gruñendo. «A la mierda ese señor Darcy». Me encanta cómo habla, como si no le pudiesen molestar. ¡Ding-dong! Entonces tuvimos una larga discusión en la que comparamos los méritos del señor Darcy y de Mark Darcy, ambas de acuerdo en que el señor Darcy era más atractivo porque era más grosero, pero que ser imaginativo era una desventaja que no puede pasarse por alto.