56,2 kg, 3 copas (muy bien), 21 cigarrillos (mal), número de veces que he dicho la palabra «bastardo» en las últimas veinticuatro horas: 369 (aprox.).
7.30 p.m. Estado de pánico absoluto. Mark Darcy viene a buscarme dentro de media hora. Acabo de llegar del trabajo con pelos de loca y un inapropiado traje debido a un problema de ropa limpia. Ayuda, oh ayuda. Tenía pensado ponerme los 501 blancos, pero se me acaba de ocurrir que Mark puede ser de los que me lleven a un restaurante pijo, de miedo.
Oh, Dios, no tengo nada pijo que ponerme. ¿Quizás espera que me ponga la cola de conejita? No es que me interese demasiado Mark Darcy, la verdad.
7.50 p.m. Oh Dios, oh Dios. Todavía no me he lavado el pelo. Me voy a dar un baño rápido.
8.00 p.m. Ahora me estoy secando el pelo. Espero de verdad que Mark Darcy llegue tarde porque no quiero que me encuentre en bata y con el pelo mojado.
8.05 p.m. Ahora el pelo está más o menos seco. Sólo tengo que maquillarme, vestirme y esconder el desorden detrás del sofá. Tengo que priorizar. Considero el maquillaje lo más importante y después la ocultación del desorden.
8.15 p.m. Todavía no está aquí. Muy bien. Me gustan muchísimo los hombres que llegan tarde, todo lo contrario de la gente que se presenta pronto, asustando y poniendo nervioso a uno y encontrando objetos antiestéticos en la casa todavía sin esconder.
8.20 p.m. Bueno, ahora ya estoy preparada. Quizá me ponga algo diferente.
8.30 p.m. Es extraño. No parece propio de él llegar más de media hora tarde.
9.00 p.m. No acabo de creérmelo. Mark Darcy me ha dado un plantón. ¡Bastardo!