58,01 kg, 7 copas, 22 cigarrillos, 2.145 calorías, 230 minutos inspeccionándome el rostro en busca de arrugas.
9 a.m. ¡Hurra! Esta noche salgo con las chicas.
7 p.m. Oh, no. Resulta que viene Rebecca. Una noche con Rebecca es como nadar en el mar rodeada de medusas: todo va perfecto hasta que, de repente, recibes unos latigazos dolorosos, que acaban con tu confianza de nadadora. El problema es que los aguijones de Rebecca apuntan con tanta sutileza a tu talón de Aquiles, como los misiles de la guerra del Golfo, que hacían «fzzzzzz whoossssh» por los pasillos de los hoteles de Bagdad y nunca se detectaban. Sharon dice que ya no tengo veinticuatro años y que debería ser lo bastante madura como para tratar con Rebecca. Tiene razón.
Medianoche. Es huorrible. Estoy caduuuca. Al borjde derl coulapso.