JUEVES 6 DE ABRIL

Fui a encontrarme con Jude para tomar una copa tranquilas y hablar un poco más del Flujo, y vi la silueta familiar de un tipo moreno, guapo, con traje completo y jersey a rombos, sentado en una esquina tranquila, cenando: era el Jeremy de Magda. Le saludé y, durante una milésima de segundo, vi una expresión de horror en su rostro, lo que me hizo mirar rápidamente a su compañera que: a) no era Magda, b) no tenía treinta años, c) llevaba un traje que yo me había probado dos veces en Whistles y había tenido que desistir, porque era demasiado caro. Maldita bruja.

Estaba casi segura de que Jeremy iba a intentar zafarse con la típica mirada rápida de «hola, ahora no», que señala la importancia de vuestra vieja y duradera amistad, pero que, al mismo tiempo, demuestra que ése no es el momento para reafirmarla con besos y una charla profunda. Yo estaba a punto de dejarlo correr cuando de repente pensé: ¡Espera un minuto! ¡Hermanas! ¡Bajo la piel! ¡Magda! Si el marido de Magda no tiene nada de que avergonzarse al cenar con esa despreciable marrana que lleva mi traje, me presentará.

Alteré mi camino para pasar por su mesa, con lo que él se sumergió en una profunda conversación con la marrana, mirándome cuando pasé y sonriéndome de manera firme y confiada, como queriendo decir «reunión de trabajo». Le eché una mirada de «a mí no me vengas con reuniones de trabajo», y pasé de largo.

¿Y qué tengo que hacer ahora? Oh, querida, oh, querida. ¿Decírselo a Magda? ¿No decírselo a Magda? ¿Llamar a Magda por teléfono y preguntarle si todo va bien? ¿Llamar a Jeremy por teléfono y preguntarle si todo va bien? ¿Llamar a Jeremy por teléfono y amenazarle con decírselo a Magda a menos que deje a la puta que lleva mi traje? ¿Ocuparme de mis asuntos?

Recordando el Zen, a Kathleen Tynan y la Elegancia interior, hice una versión de Saludo al Sol que recordaba de unas clases de yoga para centrarme, concentrándome en la rueda interior, hasta que el Flujo llegó. Entonces decidí con serenidad no decírselo a nadie, como si el chismorreo pudiese esparcir un veneno virulento. En cambio, llamaré muy a menudo a Magda y estaré allí para que, si hay algún problema (lo que seguro que ella, con su intuición femenina, acabará intuyendo), me lo diga. Entonces si, a través del Flujo, parece lo correcto, le diré lo que vi. Nada de valor se obtiene de la lucha; es todo cuestión de Flujo. Zen y el arte de la vida. Zen. Flujo. Humm, pero entonces, ¿cómo ocurrió que me encontrase con Jeremy y con la despreciable marrana si no a través del Flujo? Y entonces, ¿qué quiere decir esto?