MARTES 21 DE MARZO:
CUMPLEAÑOS

57,15 kg, 9 copas, 42 cigarrillos, 4.295 calorías. Si no me lo puedo permitir en mi cumpleaños, ¿cuándo podré?

6.30 p.m. No puedo seguir. Acabo de pisar una cacerola de puré de patatas con mis nuevos y sexys zapatos de tacón de pied à terre (pied-à-pomme-de-terre, más bien), olvidando que todo el suelo de la cocina y su superficie estaba lleno de cacerolas de carne picada y de puré de patatas.

Ya son las 6.30 y tengo que ir a Cullens a comprar los ingredientes para el soufflé al Grand Marnier y otras cosas que me he olvidado. Oh, Dios mío, acabo de recordar que puede haber una caja de preservativos junto al lavabo. También tengo que esconder los tarros de conservas con embarazosos y nada modernos dibujitos de ardillas, y una tarjeta de cumpleaños de Jamie con una foto de un cordero, donde pone «Feliz cumpleaños, adivina cuál eres tú». Entonces en el interior: «Tú eres la que está al otro lado de la montaña». Humm.

Horario:

6.30. Ir a la tienda.

6.45. Volver con las provisiones olvidadas.

6.45-7. Montar el pastel de carne y colocarlo en el horno (oh Dios, espero que todo cuadre).

7-7.05. Preparar los soufflés Grand Marnier. (Creo que ahora voy a echar un traguito de Grand Marnier. Es mi cumpleaños, después de todo).

7.05-7.10. Mmm. El Grand Marnier está delicioso. He buscado signos reveladores de mala limpieza en la vajilla y la cubertería y la he dispuesto en forma de abanico. Ah, también tengo que comprar servilletas.

7.10-7.20. He puesto orden y corrido los muebles a los lados de la habitación.

7.20-7.30. He hecho esa cosa del chorizo y los chicharrones fritos.

Lo cual me deja media hora larga para arreglarme, así que no tengo necesidad de dejarme llevar por el pánico. Tengo que fumar un cigarrillo. Aargh. Son las seis menos cuarto. ¿Cómo puede ser? Aargh.

7.15 p.m. Acabo de regresar de la tienda y ahora me doy cuenta de que he olvidado la mantequilla.

7.35 p.m. Mierda, mierda, mierda. El pastel de carne sigue dentro de las cacerolas repartidas por el suelo de toda la cocina y todavía no me he lavado el pelo.

7.40 p.m. Oh, Dios mío. Estaba buscando la leche y me he dado cuenta de que he dejado la bolsa de la compra en la tienda. También tenía los huevos allí. Eso quiere decir… Oh, Dios, y el aceite de oliva… Así que no puedo hacer lo de la ensalada rizadita.

7.40 p.m. Hmm. El mejor plan, seguramente, es meterme en el baño con una copa de champán y prepararme. Como mínimo si estoy guapa podré seguir cocinando cuando todo el mundo ya esté aquí y quizá pueda hacer que Tom vaya a buscar los ingredientes que faltan.

7.55 p.m. Aargh. El timbre. Estoy en sostenes y bragas, y con el pelo mojado. El pastel está por el suelo. De repente odio a los invitados. He tenido que trabajar como una negra durante dos días, y ahora todos ellos aparecerán pidiendo comida como locos. Me gustaría abrir la puerta y gritar: «Oh, que os jodan».

2 a.m. Estoy muy emocionada. En la puerta estaban Magda, Tom, Shazzer y Jude con una botella de champán. Me dijeron que me diese prisa en estar lista y, para cuando yo me hube secado el pelo y vestido, ellos ya habían limpiado toda la cocina y tirado el pastel de carne. Resultó que Magda había reservado una mesa en 192 y les había dicho a todos que fuesen allí en lugar de ir a mi piso, y allí estaban todos esperando con regalos, planeando pagarme la cena. Magda dijo que habían tenido un extraño, casi espeluznante sexto sentido que les avisó que el soufflé al Grand Marnier y los chicharrones fritos no iban a salir bien. Quiero a los amigos, mucho más que a una gran familia turca con extraños pañuelos en la cabeza.

Bien: para el año que viene volveré a activar los Buenos Propósitos de Año Nuevo, añadiendo lo siguiente:

Dejar de obsesionarme tanto y de tener pavor a las cosas.

NO

Acostarme o no querer saber nada de Daniel Cleaver nunca más.