MARTES 10 DE ENERO

57,6 kg, 2 copas, 0 cigarrillos, 998 calorías (excelente, muy bien, parezco una santa).

Entré sigilosamente en la oficina, traumatizada por la vergüenza de lo del mensaje. Había decidido distanciarme totalmente de Daniel, pero apareció él con un aspecto disparatadamente sexy, hizo reír a todo el mundo, y me desmoroné.

De repente, parpadeó MENSAJE PENDIENTE en la parte superior de la pantalla de mi ordenador.

Mensaje a Jones

Gracias por tu llamada de teléfono.

Cleave.

El corazón me dio un vuelco. Aquella llamada era una proposición de cita. Uno no contesta «gracias» y lo deja en el aire, a no ser que… pero, tras pensarlo un poco, le contesté:

Mensaje a Cleave

Por favor, cállate. Estoy muy ocupada y es importante.

Jones.

Y, en unos pocos minutos más, contestó:

Mensaje a Jones

Siento interrumpir, Jones, la presión debe de ser de mil demonios.

Cambio y corto.

P. D. Me gustan tus tetas con ese top.

Cleave.

… Y así empezamos. Los frenéticos mensajes continuaron toda la semana, y culminaron con el suyo proponiendo una cita para el domingo por la noche y con el mío aceptando eufórica y medio mareada. A veces echo un vistazo por la oficina mientras todos tecleamos y me pregunto si alguien está de veras trabajando.

(¿Son imaginaciones mías, o es extraña una noche de domingo para una primera cita? Da mala espina, como el sábado por la mañana o el lunes a las 2 p.m.)