EPILOGO

Sir Bernard Hemmings se jubiló oficialmente el primero de septiembre de 1987, aunque había estado con permiso desde mediados de julio. Murió en noviembre de aquel año, dejando asegurada una pensión en favor de su esposa y de su hijastra.

Brian Harcourt-Smith no le sucedió como director general. Los «Hombres Prudentes» hicieron sus investigaciones y, aunque convinieron en que no había nada de siniestro en los intentos de Harcourt-Smith por archivar, sin más, el Informe Preston, o de restar importancia al incidente de Glasgow, no pudieron dejar de reconocer que habían sido dos graves errores de juicio. Como no había otro sucesor idóneo dentro de «Cinco», trajeron un hombre de fuera como director general. Mr. Harcourt-Smith dimitió meses más tarde e ingresó en el Consejo de Administración de un Banco mercantil de la City.

John Preston se retiró a primeros de septiembre e ingresó en el personal de Protección de Recursos, Su salario fue más que doblado, lo cual le permitió pedir el divorcio y reclamar fundadamente la custodia de su hijo Tommy, cuya manutención y educación podía garantizar ahora plenamente. Julia retiró su oposición y se otorgó la custodia a Preston.

Sir Nigel Irvine se retiró, como estaba previsto, el día último del año, pero abandonando su oficina a tiempo para celebrar la Navidad. Fue a vivir a su casa de campo de Langton Matravers, donde se incorporó plenamente a la vida del pueblo, diciendo a todos los que se lo preguntaban que, antes de jubilarse, había hecho «algo muy fastidioso en Whitehall».

Jan Marais fue llamado a Pretoria a primeros de diciembre para unas consultas. Al despegar de Heathrow el «Boeing 747» de las «South African Airlines», dos corpulentos agentes del SIN salieron del departamento de descanso de la tripulación y le pusieron las esposas. No disfrutó mucho de su retiro, todo el cual lo pasó a unos metros bajo nivel del suelo ayudando en sus investigaciones a equipos de caballeros importantes.

Como la detención de Marais se había producido en público, pronto se supo la noticia, y el general Karpov comprendió que su «durmiente» había sido «quemado». Confió en que Marais, alias Frikki Brandt, no resistiría mucho tiempo los interrogatorios, y esperó la detención de George Berenson y el consiguiente desaliento dentro de la Alianza Occidental.

A mediados de diciembre, Berenson se retiró prematuramente del Ministerio, pero no fue detenido. Después de la intervención personal de Sir Nigel Irvine, se permitió que el hombre se retirase a as Islas Vírgenes Británicas, con una pequeña pero adecuada pensión por parte de su esposa.

Las noticias que llegaron hasta el general Karpov informaron a éste de que su encumbrado agente no sólo había sido descubierto, sino que había cambiado de chaqueta. Lo que no sabía era exactamente cuándo había pasado Berenson al servicio de los británicos. Entonces, desde el interior de su propia rezidentura en Londres, el agente de la KGB Andreiev informó de un rumor según el cual Berenson se había pasado a MI5 ya en el primer contacto establecido por Jan Marais.

Al cabo de una semana, los analistas de Yasiénevo hubieron de aceptar que la información, en realidad auténtica, recibida durante tres años, había sido rechazada como sospechosa desde el principio.

Fue la última jugada del Maestro.