Inútiles aclaraciones eruditas

El único personaje inventado de esta historia es el protagonista, Simone Simonini, pero no es inventado el capitán Simonini, su abuelo, aunque la Historia lo conoce sólo como el misterioso autor de una carta al abate Barruel.

Todos los demás personajes (salvo alguna figura menor de relleno como el notario Rebaudengo o Ninuzzo) existieron realmente e hicieron y dijeron lo que dicen y hacen en esta novela. Esto no vale sólo para los personajes que aparecen con su nombre verdadero (y aunque a muchos puedasiglo parecerles inverosímil, existió de verdad también un personaje como Léo Taxil), sino también para figuras que aparecen con un nombre ficticio sólo porque, por economía narrativa, he hecho que una sola persona (inventada) dijera e hiciera lo que, de hecho, hicieron o dijeron dos personas (históricamente reales).

Aunque bien pensado, también Simone Simonini, al ser efecto de un collage al que se le han atribuido cosas hechas en realidad por personas distintas, de alguna manera ha existido. Es más, bien mirado, todavía sigue entre nosotros.