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El controlador aéreo de Le Bourget que estaba de guardia aquella noche dormitaba frente a la pantalla del radar cuando el capitán de la Policía judicial prácticamente echó la puerta abajo.

—¿Dónde ha ido el jet de Teabing? —gritó entrando en la pequeña torre de control—. ¿Dónde?

La primera reacción del controlador consistió en ponerse a balbucear, en un vano intento de proteger la privacidad de su cliente británico, uno de los más respetados del aeródromo.

—Está bien —dijo Fache—, entonces voy a tener que detenerlo por permitir el despegue de un avión sin plan de vuelo.

Le hizo un gesto a un agente, que se acercó para ponerle las esposas. En ese momento el controlador sintió que le invadía una oleada de terror. Se acordó de los artículos de prensa en los que se debatía si el capitán era un héroe o una amenaza. La duda acababa de quedarle aclarada.

—¡Espere! —dijo al ver las esposas—. Yo sólo puedo decirle lo que sé. El señor Teabing hace frecuentes viajes a Londres para seguir un tratamiento médico. Tiene un hangar en el Biggin Hill Executive Airport de Kent. A las afueras de la capital.

Fache indicó al policía de las esposas que se apartara.

—¿Y era ese aeropuerto su destino esta noche?

—No lo sé. El avión tomó el pasillo habitual y el último contacto con el radar apunta a que se dirigía al Reino Unido. Supongo que lo más probable es que se dirija a Biggin Hill.

—¿Ha embarcado más gente con él?

—Señor, le juro que yo no tengo manera de saberlo. Nuestros clientes salen directamente de sus hangares, y cargan lo que quieren en los aviones. El tema de los pasajeros es responsabilidad de las autoridades de la aduana en el punto de destino.

Fache consultó la hora y miró los jets dispersos aparcados frente a la terminal.

—Si fueran a Biggin Hill, ¿cuánto les faltaría para aterrizar?

El controlador revisó sus cuadernos.

—Es un vuelo corto. Llegarían a… las seis treinta. Dentro de unos quince minutos.

Frunció el ceño y se dirigió a uno de sus hombres.

—Organice el transporte. Me voy a Londres. Y póngame en contacto con la policía local de Kent. No con el M15. Con la policía local de Kent. Dígales que quiero que autoricen el aterrizaje del jet de Teabing, que rodeen el avión y que cancelen todos los demás vuelos hasta que yo llegue.