«La puerta de la escuela estaba abierta, ni siquiera se había tomado la molestia de cerrarla después de abandonarla; la responsabilidad recaía exclusivamente en K. Además, el traslado había sido completo, como pudo comprobar al encender una cerilla, no había quedado nada salvo la mochila con algo de ropa sucia, incluso parecía faltar el bastón, como si hubiese previsto que, como sustituto, traería la vara, que finalmente no había utilizado». <<